El poblado de la carretera de Chiloeches deberá ser desalojado en el mes de julio 

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: VIRGINIA BODEGA

Los habitantes del poblado chabolista situado en la carretera de Chiloeches, en el término municipal capitalino, deberán abandonar sus infraviviendas en el mes de julio, tal y como les ha pedido la Policía Local y como establece el expediente de desalojo que pesa sobre ellos.

La fecha ya se conocía, antes del 15 de julio, pero los vecinos del poblado habían solicitado al Ayuntamiento de Guadalajara y a la propia Policía Local un plazo más amplio para dejar el que ha sido su hogar en los últimos cinco años, alegando que en el mes de julio todavía no habrán podido solucionar su realojo en otro lugar.

Sin embargo, el intendente jefe de la Policía Local, Julio Establés, asegura que no habrá plazo adicional al establecido legalmente, y que las 11 familias residentes en el poblado deberán marcharse cuando se ha fijado que lo hagan. No se les permitirá, por tanto, que se queden junto a la carretera de Chiloeches hasta septiembre, como desean, pues lo que prevalecerá en este caso será el cumplimiento de las normas.

Según explicaron hace unas semanas los propios vecinos del poblado, el objetivo de ampliar el plazo para desalojar la finca ocupada no es otro que tener el tiempo suficiente para cerrar los trámites de compra venta de la parcela a la que estas 11 familias se mudarán, situada en la Comunidad de Madrid, concretamente entre los municipios de Móstoles y Navalcarnero. En este punto, el intendente jefe de la Policía Local insta a los vecinos del poblado a que vuelvan a su tierra –Extremadura– durante el verano, al objeto de que les dé tiempo de concluir todos estos trámites de adquisición, pero asegura que no podrá permitir que se queden por más tiempo en el asentamiento de la carretera de Chiloeches.

Aunque las relaciones han sido siempre buenas entre los habitantes de este poblado y el Ayuntamiento y la Policía Local –cosa que no ocurrió en el caso del poblado de la Hispano Suiza–, la negativa de las familias gitanas a desalojar sus infraviviendas en el plazo fijado podría cambiar esta situación y, finalmente, desembocar en un desalojo conflictivo como el que tuvo lugar este invierno en el otro asentamiento de la capital, a pesar de que ambas partes esperan que se desarrolle de manera pacífica.