El recorrido por la ruta del Cid dice adiós en las frías aguas del Tajo

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

La belleza del entorno del río, broche de la ruta.
Por: DIANA PIZARRO
Piragüismo, tirolina, tiro con arco, puente tibetano... las posibilidades de turismo activo en la provincia son infinitas, como quedó ayer demostrado en la segunda y última jornada del viaje organizado por CEOE-Cepyme para atraer visitantes a Guadalajara. El Parque Natural del Alto Tajo fue el escenario elegido para el desarrollo de unas actividades que no dejaron indiferente a nadie. El piragüismo fue sin duda el foco de atención de los expedicionarios por la ruta del Cid, probando más de uno, en contra de su voluntad, las frías aguas del Tajo. Para culminar el que es el cuarto viaje organizado por la confederación de empresarios, volvió a aparecer la lluvia.
El turismo activo fue el protagonista de la segunda jornada del itinerario del Cid que recorrieron los medios de comunicación a iniciativa de CEOE-Cepyme, y que tuvo como punto de partida Hita el viernes. A primera hora de la mañana, los excursionistas salieron desde Molina, donde pudieron disfrutar del encanto de la ciudad en una esfera medieval, para tomar rumbo hacia el Parque Natural del Alto Tajo, concretamente en el término municipal de Poveda de la Sierra. El descenso en piragua, una de las actividades más demandadas, ocupó gran parte de la mañana de una decena de miembros de la comitiva, que pudieron probar en más de una ocasión las frías aguas del Tajo incluso en un día tan caluroso del mes de junio. Provisto de una belleza natural acusada por las últimas lluvias, el Alto Tajo amaneció esplendoroso, dando los buenos días con un ir y venir de agua clara que dejaba ver el secreto mejor guardado de los ríos: la vida submarina interior que se abre paso.

Un grupo de monitores contratados por la confederación de empresarios también mostraron sus habilidades para el tiro con arco, actividad que requería de una gran fuerza muscular. Por último, el esfuerzo realizado en la cuerda tibetana y el tiro con arco abrió aún más el apetito de la expedición que siguió durante dos días las huellas del Cid en la provincia. Para calmar hambre y sed, se celebró una comida campestre en uno de los merenderos del Parque Natural. Ensalada campera, paella, tinto de verano y fruta fresca como postre supusieron el punto y final de una iniciativa que se ha convertido en un clásico anual para mostrar la belleza de una provincia que no deja de sorprender, esta vez, con actividades multiaventura que dinamizan el turismo.

La lluvia, ausente durante todo el trayecto, apareció como despedida para dotar a la zona de variadas tonalidades de verde para las que ni siquiera se ha invertado denominación.