
El reloj de Macho (II)
ecía en mi anterior Brújula sobre el reloj macho de Horna que nadie había respondido a los llamamientos que en su favor había hecho en 1.975, 2006 y 2014 a autoridades e instituciones para salvar de la ruina total el reloj de torre más antiguo de la provincia.
Decía en mi anterior Brújula sobre el reloj macho de Horna que nadie había respondido a los llamamientos que en su favor había hecho en 1.975, 2006 y 2014 a autoridades e instituciones para salvar de la ruina total el reloj de torre más antiguo de la provincia. Y no debe de ser la mía una petición tan extraña cuando el Ayuntamiento de Guadalajara tiene expuesta en una vitrina en su vestíbulo la maquinaria de su anterior reloj de torre, un siglo más moderno, por lo menos, que el de Horna, y el de Arbancón, un pueblo muy apegado a sus tradiciones, decidió con gran acierto exponer en un Museo local de Historia y Costumbres la maquinaria del antiguo reloj de torre de su Consistorio, fechada en 1898.
Creo que ahora es el mejor momento para salvar el reloj de Horna al presidir el Ayuntamiento seguntino, del que es pedanía el de Horna, la misma persona que rige la Diputación, Institución que puede ser decisiva para acordar las debidas compensaciones al pueblo de Horna, aunque su alcalde pedáneo, Juan de Miguel, me aseguró en 2014 que mientras él fuera alcalde de Horna no se cedería. El Ayuntamiento de Sigüenza y la Diputación, sus dirigentes, quiero decir, coincidirán conmigo en que un reloj así, histórico dada su antigüedad, estaría mejor en el patio del Ayuntamiento de Sigüenza en una vitrina, o en la galería de su planta noble para que siguiera marcando las horas durante otros dos siglos, constituyendo a la vez un atractivo turístico más de su histórico edificio, dado que su mecanismo, que no puede ser más rústico, y a la vez más sólido, parece que está esperando, como el arpa de Becquer, la mano, “no sé si de nieve”, del empleado que lo ponga en marcha. Es además, para el alcalde que lo decida, una oportunidad de consolidar, (no me atrevo a decir perpetuar) su nombre, como salvador del reloj de torre más antiguo de la provincia.
La cultura de un pueblo se comprueba en estas pequeñas decisiones de recuperar y transmitir a las siguientes generaciones los legados, en este caso único, de nuestro pasado. Pero para ello, lo primero es conocerlo, porque resulta que el reloj de torre de Horna, del siglo XVIII, es en la provincia, a pesar de mis esfuerzos, un perfecto desconocido.