El respaldo de un electorado fiel hasta la médula
01/10/2010 - 09:45
Por: COLPISA
El pegajoso calor que inundaba las inmediaciones del Barauch College de la Gran Manzana, apenas permitía sobrevivir a la multitud de unidades móviles, tediosas colas de periodistas y algún que otro curioso que se agolpaba desde las dos de la tarde para poder ver a la senadora Hillary Clinton.
Todo estaba preparado para escuchar un discurso que sufrió cambios y desmentidos durante toda la jornada pero que se esperaba como agua de mayo.Algunos de los estudiantes del centro pasaban inadvertidos al jolgorio allí montado. Nosotros votamos a Obama, afirmaban, sin embargo, otros tantos no dudaban en lucir toda clase de parafernalia mentando el nombre de Clinton hasta la saciedad. Frente a otras ocasiones, los miembros de la campaña de la ex primera dama facilitaron el acceso al centro a casi todo el mundo, algo sorprendente si se compara con otras ocasiones en el que a más de un periodista, especialmente al prensa internacional, se le dio con la puerta en las narices.
La heterogeneidad del público concentrado en el gimnasio de Barauch College desprendía una energía magnetizante.
De hecho, parecía que cada amago, cada minucioso acto de presencia de la senadora merecía una descomunal ovación. Al menos, así lo demostró la prueba de sonido, que se convirtió en una amalgama de vítores que anticipaban lo que quedaba por venir.
Los guateques demócratas se caracterizan por su musicalidad y desde luego la banda sonora del pasado martes estuvo elegida al dedillo. Primero los acordes atronadores del I Won´t Back Down (No me rendiré) de Tom Petty, auguraban lo que muchos ya se temían, aún quedaba Clinton para rato, sin embargo, fue Tina Turner y su We don´t need another hero, quién dejó claro que en aquella sala sólo había espacio para una sola heroína.
Al grito de ¡Denver, Denver!, los que acudieron al encuentro de Clinton dejaron claro que la batalla final todavía no se ha librado. El sabor de boca tras escuchar a la senadora sorprendía, ya que sus palabras sonaban más a una ilusa victoria que a una amarga derrota. Entre bambalinas todo continuaba como de costumbre, se deleitó a los cientos de periodistas con 70 cajas de Domino´s Pizza y se colocó un bar para recaudar fondos, especialmente entre los donantes de la campaña y a los invitados especiales.
La heterogeneidad del público concentrado en el gimnasio de Barauch College desprendía una energía magnetizante.
De hecho, parecía que cada amago, cada minucioso acto de presencia de la senadora merecía una descomunal ovación. Al menos, así lo demostró la prueba de sonido, que se convirtió en una amalgama de vítores que anticipaban lo que quedaba por venir.
Los guateques demócratas se caracterizan por su musicalidad y desde luego la banda sonora del pasado martes estuvo elegida al dedillo. Primero los acordes atronadores del I Won´t Back Down (No me rendiré) de Tom Petty, auguraban lo que muchos ya se temían, aún quedaba Clinton para rato, sin embargo, fue Tina Turner y su We don´t need another hero, quién dejó claro que en aquella sala sólo había espacio para una sola heroína.
Al grito de ¡Denver, Denver!, los que acudieron al encuentro de Clinton dejaron claro que la batalla final todavía no se ha librado. El sabor de boca tras escuchar a la senadora sorprendía, ya que sus palabras sonaban más a una ilusa victoria que a una amarga derrota. Entre bambalinas todo continuaba como de costumbre, se deleitó a los cientos de periodistas con 70 cajas de Domino´s Pizza y se colocó un bar para recaudar fondos, especialmente entre los donantes de la campaña y a los invitados especiales.