El Tenorio Mendocino se 'pone' la mascarilla en una original y aplaudida función en el Buero Vallejo

Son muchos los sentimientos que despierta Don Juan Tenorio, obra cumbre de José Zorrilla que también durante este fin de semana se representó en la capital guadalajareña como tradición que es en la Festividad de los Santos. Mientras algunas localidades que comparten tradición optaron por suspender sus funciones callejeras, en Guadalajara no se contempló esa opción. Eso sí, las andanzas de Don Juan, Don Luis, Doña Inés, Doña Brígida y compañía cambiaron las calles y monumentos de Guadalajara por las tablas del teatro-auditorio Buero Vallejo. Cierto es que la espectacularidad de la ciudad y sus noches otoñales dotan cada año a este Tenorio Mendocino de un aire especial, pero la asociación Gentes de Guadalajara, responsable de la representación, consiguió que la chulería y el amor del protagonista despertara igualmente seguidores y enemigos entre los asistentes al estreno de este viernes. 

“Ha gustado mucho; todo ha salido como estaba previsto y no hemos tenido que lamentar ningún problema”, señalaba satisfecho Felipe Sanz, presidente de Gentes de Guadalajara, tras el estreno de la que fue la XXX edición del Tenorio Mendocino, bajo la dirección de Abigail Tomey. Esa función finalizó tras una hora y 50 minutos, “algo menos de lo que pensábamos”. Sobre las tablas, 29 actores dieron lo mejor de sí para compensar los cambios obligados por la pandemia. Entre las novedades introducidas en parte por el Covid estaba el que en cada función fueran varios los actores que se metían en la piel de un mismo personaje: cinco Don Juan, uno por escena, menos uno de ellos que representó dos; cuatro Doña Inés; y así con otros tantos. “Ha sido una manera de que trabajara más gente a pesar de que estábamos en un teatro”.  Porque Don Juan Tenorio es una obra con 17 personajes, de ahí que al doblar algunos, hubiera más oportunidades de participar en la función. Otro motivo para esto era “rellenar” aún más el escenario de un teatro “grande”. En tercer lugar, “si hubiera habido algún contagio, habríamos tenido más actores preparados para realizar un determinado papel”. 

Además de la novedad, la originalidad también fue protagonista en esta trigésima edición: personajes con mascarillas y asaltos inesperados al escenario de la directora, todo previsto en la representación, para que el espectador fuera consciente del esfuerzo del cambio de escenario.

Fue el mes de mayo cuando en Gentes de Guadalajara asumieron que el Tenorio Mendocino no iba a ser como todos lo conocían, dado que no contemplaban reunir a 1.000 personas en el Palacio del Infantado o en la Plaza de Santa María. “Esto  está pensado para hacerse en la calle; los monumentos le dan un aire que le diferencia de hacerlo en un teatro. Pero, por otro lado, la gente quería hacerlo, y la única manera era en el teatro”, reconoce Felipe Sanz. Reconoce también esa emoción vivida precisamente por esta novedad. “El teatro era un espacio al que no estábamos acostumbrados y con un público en silencio sepulcral, algo que no ocurre en la calle”. 

En una edición normal, cerca de 150 personas participan en el Tenorio Mendocino, algo que este año se ha reducido al máximo, “porque no podía haber 150 personas en el escenario y entre bambalinas”. Así que han sido unas 70 las que han hecho posible lo que centenares de guadalajareños disfrutaron en el teatro. “Los miembros de Gentes de Guadalajara lo entendieron. Además, media hora antes había en el teatro unas 30 personas de peluquería o vestuario que luego, con mucha pena, tuvieron que marcharse al subirse el telón”. El viernes, varias autoridades, entre ellos el alcalde Alberto Rojo, acudieron al estreno.

Los que no puedan disfrutar en directo de la función, pueden ver el estreno en el perfil de Facebook de Guadalajara Media.