El vecino de Pastrana que ha derribado una ermita se apoya en la "acción vecinal sustitutoria"

28/11/2014 - 18:51 D.Pizarro

La ermita de los Remedios de Pastrana (Guadalajara) estaba usurpando el dominio público. Así lo asegura Jacinto Vereda, el vecino que ha ordenado el derribo de este templo de 50 años de antigüedad, coincidiendo con las obras que está realizando para la construcción de una vivienda en la parcela anexa. Después de las denuncias de la Diócesis y de la Hermandad de la Virgen de los Remedios y de la paralización de la obra por parte del Ayuntamiento, Vereda se defiende apoyándose en la Ley de Bases del Régimen Local, concretamente en el artículo 68. “El Ayuntamiento de Pastrana tiene el deber irrenunciable de rescatar y recuperar el dominio público usurpado”, señala el vecino. Remontándose 50 años atrás, recuerda que la vía en la que se encuentra la vivienda familiar, la plaza de los Remedios, se ocupó con la construcción de una ermita “encima de la calle y a la vez pegada a la fachada de mi propiedad”. Esto supuso el cierre de las dos ventanas de la planta baja, “dejando solamente un poco de una ventana para que entrase un poco de aire”. Vereda insiste que la construcción la realizaron “unos particulares”, en referencia a la Hermandad.
Cuando su familia fue a reclamar al entonces alcalde, Mónico Fernández, Vereda dice que “nos amenazó sacando la pistola y poniéndola sobre la mesa del despacho y diciendo aquí la ley soy soy”. Esta ermita fue quemada durante la Guerra Civil. “Sólo quedaron en pie los muros, y muchísimo tiempo después, en lugar de reconstruirla en la misma ubicación, la hicieron pegándola en mi casa porque les dio la gana, pues no hay ninguna explicación”.
En los últimos 10 años, calcula este vecino, ha propuesto al Ayuntamiento distintas alternativas para que quitasen la ermita “de mi propiedad”. Incluso, como asegura, les ofreció construir una nueva en otro sitio “y no lo aceptaron”. Además, Vereda recuerda que el deber de recuperar el espacio público usurpado no prescribe. En cuanto a la titularidad del templo, dice que no es de la Diócesis, sino que es algo que piensa el párroco, “que lleva muy poco tiempo en el pueblo”. Por tanto, durante estos años, ha dirigido “numerosos” escritos al Consitorio, “algunos incluso reiterados hasta tres veces”, pero no ha recibido respuesta. “Ya estoy harto de sufrir esa injusticia durante tantos años, sobre todo cuando les he ofrecido alternativas”, apunta.Por ello, el 4 de abril instó al Ayuntamiento para que quitase la ermita de su ubicación, “y les advertí que en el plazo de 30 días, si no actuaba, ejercería yo la acción vecinal sustitutoria”.
Como tampoco recibió respuesta, como asegura, el pasado martes derribó el templo. Ese mismo día se presentó nuevamente en el consistorio y registró otro escrito para dejar constancia de los movimientos que iba a realizar. “La ley me convierte en el Ayuntamiento y actúo con todas las potestades del Ayuntamiento”.
Por tanto, Vereda contrató a una empresa de demolición tras elegir el más barato de tres presupuestos. “Si no pedí licencia es porque actúo como Ayuntamiento”, insistió.Además, remitirá al Ayuntamiento la factura del derribo.Por todo ello, acusa al Ayuntamiento de “armar barullo intencionadamente”. Además, niega haber actuado con alevosía. “Es absurdo, estaban avisados y empezamos a trabajar a las 11.00 de la mañana”. Antes de proceder al derribo, trasladó a la ermita de San Sebastián todo lo que había en el interior dos imágenes, un altar “pequeñito”, varios cuadros y macetas.