El vodevil de los hermanos Marx

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Groucho Marx sedució con su palabrería al público.
Por: MAR GATO. MADRID
XXXI Certamen Nacional de Teatro 'Arcipreste de Hita'- Sección Oficial- Jueves
Un aire a años 30 se apoderó del teatro auditorio Buero Vallejo con la primera de las obras concursantes en la Sección Oficial del Certamen Nacional de Teatro Arcipreste de Hita.Las últimas noticias voceadas por los repartidores a pie de patio de butacas al grito de extra, extra, y la música reproducida por un gramófono, invisible para el público, fueron las señas que identidad que pusieron en antecedentes la presencia sobre el escenario de seis actores, los mismos que darían rienda suelta sobre una escenografía sobria y funcional al humor loco, inesperado y corrosivo sólo asignables a Chico, Groucho, Harpo y Zeppo; para quien no lo sepa, los inolvidables hermanos Marx.
Las últimas noticias voceadas por los repartidores a pie de patio de butacas al grito de extra, extra, y la música reproducida por un gramófono, invisible para el público, fueron las señas que identidad que pusieron en antecedentes la presencia sobre el escenario de seis actores, los mismos que darían rienda suelta sobre una escenografía sobria y funcional al humor loco, inesperado y corrosivo sólo asignables a Chico, Groucho, Harpo y Zeppo; para quien no lo sepa, los inolvidables hermanos Marx. Ellos fueron los homenajeados de la noche con la puesta en escena de una trama en la que los cuatro cómicos emprenderán la aventura de recuperar un video secreto sobre su vida que puede alterar la visión de la historia del siglo XX y que acaba de ser robado de las dependencias de la mismísima sede de la ONU. A partir de ahí se sucederán escenas donde la frivolidad y lo picante dio lugar a equívocos y situaciones cómicas culpables de pintar las sonrisas en el espectador, aunque fundamentalmente provocadas por el personaje de bigote, gafas de pasta gorda y puro, que se vio durante toda la noche en la tesitura de escoger entre dos mujeres: la rica Margaret Dumont y los encantos de la ambiciosa y despampanantes rubia Brenda.
Ellos y sólo ellos fueron los encargados de dar vida a una trama fresca, original que no hizo más que reproducir sobre las tablas de un teatro una comedia inspirada en las películas de estos cuatro geniales del humor, aunque con ciertos guiños a la vida personal de los mismos, que ya despojados de ese aura de insensatez llegaron a conocer a ilustres personalidades políticas del siglo pasado.
Al final, ovación a dos horas de representación magistral con las que el público se divirtió, rió a más no poder y con la que se puso el listón muy alto a las cinco obras que le sucederán a lo largo de estas dos semanas. Esperemos que el público, sin embargo, también esté a la altura de las circunstancias. En esta primera entrega logró un aprobado con la media entrada registrada.