En homenaje a Jordi Sole
01/10/2010 - 09:45
Por:
Cartas al director
ALEJANDRO BEJARANO GALEANO / Pioz
El día 6 de diciembre se cumplieron treinta y un año de la Constitución Española. Este cumpleaños coincide con un debate político sobre el pronunciamiento del Tribunal Constitucional ante el recuso presentado por el PP sobre la inconstitucionalidad de varios artículos del estatuto catalán, debate que esta generando de nuevo un clima de confrontación en la sociedad y la necesidad de reformar o no la Constitución.
Lo primero que hay que plantearse es que la Constitución se aprobó tres años después de la muerte del dictador y un año después de las primeras elecciones generales por tanto se hizo bajo la presión de una situación política predemocrática no exenta de ruido de sables y si se elaboro y aprobó fue gracias al gran sentido de la responsabilidad de todos los actores políticos de aquellos tiempos, pero esta responsabilidad conllevó no menos renuncias, quizás necesarias para poder ir construyendo los cimientos de un estado democrático tal y como lo conocemos hoy y aun así los primeros pasos fueron difíciles, no hay que olvidar y sobre todo los jóvenes que no lo vivieron que el 23 de febrero de 1981 hubo un intento serio de golpe de estado militar.
Por tanto después de mas de treinta años no sería descabellado plantearse reformas en un entorno de una democracia asentada y una sociedad bastante distinta a la de aquellos años , aunque tal y como esta el patio político hoy no parece que el consenso necesario fuera posible.
Pero también hay que reconocer que estas tres décadas de vigencia de la Constitución han hecho posible el periodo democrático más largo de la historia de España, así que lo que plantea el sentido común es que la actual Carta Magna con pequeños retoques puede seguir desempeñando su papel de garante de la convivencia democrática de todos los españoles siempre que seamos capaz de entender que la Carta Magna no es un arma arrojadiza contra el adversario político en la confrontación diaria, hay demasiados talibanes en el panorama político español que interpretan la Constitución como estos el Corán, una norma para limitar derechos y no para ampliarlos(ejem:estatuto catalán ley del aborto, educación para la ciudadanía etc.) solo una interpretación generosa y flexible en una sociedad tan cambiante pude salvarla del cuestionamiento diario de aquellos cuya aspiraciones democráticas piensan que no tienen cabida en ella.
Quizás lo que pretendían los que la redactaron en aquellas circunstancias tan difíciles fuera que tuviéramos la inteligencia y la capacidad de interpretarla no con la inmediatez de la política diaria y sus réditos electorales sino con la visión de ir construyendo una España, plural, democrática y social para el siglo XXI.
Por tanto después de mas de treinta años no sería descabellado plantearse reformas en un entorno de una democracia asentada y una sociedad bastante distinta a la de aquellos años , aunque tal y como esta el patio político hoy no parece que el consenso necesario fuera posible.
Pero también hay que reconocer que estas tres décadas de vigencia de la Constitución han hecho posible el periodo democrático más largo de la historia de España, así que lo que plantea el sentido común es que la actual Carta Magna con pequeños retoques puede seguir desempeñando su papel de garante de la convivencia democrática de todos los españoles siempre que seamos capaz de entender que la Carta Magna no es un arma arrojadiza contra el adversario político en la confrontación diaria, hay demasiados talibanes en el panorama político español que interpretan la Constitución como estos el Corán, una norma para limitar derechos y no para ampliarlos(ejem:estatuto catalán ley del aborto, educación para la ciudadanía etc.) solo una interpretación generosa y flexible en una sociedad tan cambiante pude salvarla del cuestionamiento diario de aquellos cuya aspiraciones democráticas piensan que no tienen cabida en ella.
Quizás lo que pretendían los que la redactaron en aquellas circunstancias tan difíciles fuera que tuviéramos la inteligencia y la capacidad de interpretarla no con la inmediatez de la política diaria y sus réditos electorales sino con la visión de ir construyendo una España, plural, democrática y social para el siglo XXI.