“Entrenar en el Gestesa Guadalajara fue la piedra angular de mi carrera”
El entrenador del primer equipo del FC Barcelona de fútbol sala recuerda en una entrevista con Nueva Alcarria su etapa en Guadalajara al frente del equipo alcarreño durante dos temporadas y media.
A mediados de la temporada 2007/2008 el Gestesa Guadalajara hacía un cambio en la dirección de su banquillo. El equipo, situado en la elite del fútbol sala nacional, no estaba pasando por su mejor momento de resultados y la directiva optó por sustituir al brasileño Joao Carlos Barbosa por el catalán Andreu Plaza. El nuevo técnico caló desde el principio en la afición. Su propuesta de juego permitió al equipo salvarse, y en los dos años siguientes, que lograse los mejores resultados de su historia. Seis años después de su marcha de la capital alcarreña, Andreu Plaza llega al banquillo del primer equipo del FC Barcelona, todo un histórico del fútbol sala mundial.
Acaba de ser presentado como nuevo entrenador del primer equipo del FC Barcelona, ¿se trata de un puesto buscado o le ha llegado de forma inesperada?
Cuando entré en el club hace cinco años fue pensando en el tema formativo, en la base y no tenía previsto volver a la primera línea de los banquillos y menos en el del primer equipo, pero aquí los resultados mandan y el club decidió que fuera yo la persona que sustituyera a Marc Carmona y para mí es un premio.
¿Estas propuestas se piensan o hay que aceptarlas inmediatamente?
Hay que decir que sí. Es imposible negarse a un banquillo de este calibre. Todo el mundo que empieza a trabajar en este deporte piensa en entrenar a uno de los mejores clubes del mundo y éste lo es. Cuando me lo dijeron no tuve ninguna duda y ya tengo ganas de empezar.
Supongo que comandar un banquillo como el del Barça es toda una responsabilidad.
Llevaba aquí cinco años muy tranquilo, sin fijarme en resultados, sino en formar jugadores. Ahora llega otra aventura. De nuevo empiezan a primar los resultados. Es algo totalmente diferente a cuando estuve en Guadalajara. Allí la idea era ganar partidos para no descender y aquí se trata de ganar partidos para ser campeón.
Considera el puesto como un premio a su carrera, en la que ha tenido una fuerte relación con Guadalajara, con esas dos temporadas y medias dirigiendo al Gestesa, ¿cómo recuerda esa etapa?
Profesionalmente para mí fue la piedra angular de mi carrera. Empecé a ser conocido en la Primera División con el Gestesa. Fueron unos años extraordinarios, con una ciudad volcada con el equipo, la prensa... fue una experiencia inolvidable. En Guadalajara todos me acogieron muy bien y estoy muy agradecido a la oportunidad que me dieron en el Gestesa que fue un trampolín para mí y al final, estoy otra vez en la primera línea.
Llegó al Gestesa en un momento muy delicado en cuanto a resultados y, desde el primer momento, tuvo el afecto de la afición.
Tal vez fue por mi manera de ser o porque el público quería que su equipo dejara una identidad en la pista, algo que traté de hacer desde el principio, con un equipo que se dejase todo, que luchase por cada balón... la gente eso lo valora. El público de Guadalajara necesita deporte. Es una ciudad muy volcada con el deporte. Recuerdo en aquel tiempo con el balonmano, el baloncesto, el Deportivo en Segunda B... El fútbol sala tenía además mucho arraigo. Se vivía deporte por todos los rincones de la ciudad y se trabajaba mucho para ello, con gente como Eladio Freijo que ha hecho mucho por Guadalajara.
Deportivamente fue una etapa buena, pero, extradeportivamente, el club era, cuanto menos, peculiar, ¿cómo vivió aquello?
Estaba empezando a fallar el tema de la construcción y muchos equipos tenían como patrocinador a empresas relacionadas con este sector y todo empezó a caerse. Nosotros aguantamos unos años. No fue una etapa tan mala como puede pensar la gente, salvo el último año.
¿Qué anécdotas guarda de esa aventura en Guadalajara?
Tengo millones de anécdotas que recuerdo muchas veces. El club tenía gente muy peculiar como Antonio Moraga, que es un personaje entrañable. El presidente también era todo un personaje y toda la gente que nos acompañaba era peculiar, desde el jefe de prensa al conductor que nos llevaba en el autobús, el del restaurante que nos daba de comer... No era nada profesional y todo era muy familiar. Todo lo recuerdo con mucho cariño.
¿La situación extradeportiva le perjudicaba en el trabajo del día a día?
Nosotros éramos muy autónomos en el equipo. Yo tenía máximo poder de decisión en todo, entrenamientos, jugadores, partidos... Ahí no hubo problemas. Todos quedamos al final como amigos y siempre que me preguntan por aquella etapa, solo tengo palabras de cariño.
Un cariño que le dio la afición. En la última etapa, el pabellón al unísono gritaba aquello de “¡Andreu quédate!”
Recuerdo el último partido que jugué con Gestesa en el David Santamaría contra Interviú, que ganamos y con un juego muy brillante. Fue espectacular el cariño que me daba la afición. Insisto, solo tengo palabras de agradecimiento para todo lo que viví en Guadalajara.
Después de una travesía del desierto, Guadalajara apuesta de nuevo por este deporte, con la presencia de un equipo en Segunda B, ¿está al corriente de esta aventura?
Lo sigo bastante de cerca. Hablo mucho con Camacho –directivo del nuevo club, el Ciudad de Guadalajara FS– y me cuenta lo que están haciendo y creo que se está haciendo bien. Ojalá poco a poco y con los pies en el suelo, Guadalajara pueda volver a tener un equipo en la elite. Sé que se está luchando por ello y me alegraría mucho por la ciudad si Guadalajara vuelve a estar en la parrilla de salida en el fútbol sala.
Le hemos visto por Guadalajara bastante a menudo en los últimos años, enfrentándose al Brihuega en Segunda División o como espectador en la Copa de España.
He vuelto varias veces a Guadalajara y siempre me encuentro muy a gusto. Cada vez que voy encuentro a mucha gente querida y hablamos de viejos tiempos y de los nuevos.
¿Podríamos ver un FC Barcelona-Guadalajara en un corto periodo de plazo?
Ojalá se pueda dar este duelo. Guadalajara necesita fútbol sala.