¿Es el enemigo? : Gila en la Guerra Civil española
Comedia y drama se unen en un entrañable alegato antibelicista.
No he mirado cuánto de verdad hay en ’¿Es el enemigo? La película de Gila’. No me importa. Y eso es bueno, porque quiere decir que la película funciona como algo más que como biopic, funciona como reflexión y como mezcla arriesgada de géneros.
Gila es un muchacho inocente, algo apocado y de verborrea incontenible ante el nerviosismo que vive en el Madrid de justito antes de la Guerra Civil. No es un idealista ni nada de eso, tampoco parece que le vaya en exceso la política, pero tiene un buen amigo, Pedro, que compensa con creces su desinteres. Por y con él, más que otra cosa, termina alistándose en el ejército de la República al producirse el alzamiento de los rebeldes. Todos piensan que será una victoria rápida, poco más que una aventura, pero la realidad tenía otra historia que contar, una mucho más cruel.
Alexis Morante es el autor de una película que se lo ha puesto muy difícil a sí misma. El director y guionista se ha propuesto rodar una historia que empieza en Berlanga y termina en la crudeza de Libertarias, de la comedia al golpe más absoluto, uno que se ve venir desde el momento en el que sabemos quién gano la guerra en la que se centra esta historia.
¿Cómo hacer reir en medio de una despiada derrota? Pues bueno, como el propio protagonista dice, interpretado por un estupendo Óscar Lasarte, no siempre puede uno reírse de todo.
Ahora bien, la moraleja de esta película no se encuentra tanto en saber qué bando era el bueno o el malo, si no, como ocurría con el mejor Berlanga, en entender lo estúpido que resulta que los hermanos se maten entre sí cuando podrían resolver los problemas hablando, cuando en pelotas todos somos iguales y cuando el de enfrente no es más que un reflejo de tí mismo, pero con bigote.
‘¿Es el enemigo?’ no es un peliculón, no es perfecta, pero es cine de ese que se nota que está hecho con alma y con cariño, en el que nos costará poco encariñarnos de esos torpes y bondadosos seres humanos que terminan combatiendo y en algunos casos muriendo en las estupidas guerras que otros se inventan. Una ocasión perfecta para recordar por qué no debemos luchar y qué hacer cuando nos golpea la derrota.