España y Rumania: Historia y cultura


La romanización de la Dacia nos traslada, ineludiblemente, a la figura del Emperador Trajano, nacido en Hispania. Desde entonces Romania, la actual Rumanía muestra gratitud y admiración al emperador, y proclama con orgullo su carácter latino. 

Como es sabido, la Historia inmediata deriva de la más antigua, por eso, las relaciones entre Hispania y la Dacia en el s. II d.C. nos recuerdan que las actuales España y Rumanía tienen muchas cosas en común, entre ellas el legado de Grecia, Roma y el Cristianismo.

Diversas Instituciones y Museos de ambos países han inaugurado recientemente en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid la Exposición “Tesoros arqueológicos de rumanía. Las raíces dacias y romanas”, que se clausura el 27 de febrero de 2022. Bajo el alto patronazgo del rey Felipe VI y del Presidente de Rumanía, han llegado a España más de 800 objetos arqueológicos procedentes de más de 40 museos del país de los dacios. Han contribuido también a esta magnífica muestra el Museo del Prado, así como otros museos, que se suman a los actos por el 140 aniversario de las relaciones diplomáticas entre Rumanía y España.

Recordemos que Burebista (82-44 a.C.) es considerado el fundador del reino Dacio, un auténtico Estado, dotado de complejas Instituciones de inspiración helenística. En el s. I d.C. se constituyó en un reino unificado, y finalmente, sus territorios convertidos en la provincia romana de Dacia el 106 d.C.

La romanización de la Dacia nos traslada, ineludiblemente, a la figura del Emperador Trajano, nacido en Hispania. Desde entonces Romania, la actual Rumanía muestra gratitud y admiración al emperador, y proclama con orgullo su carácter latino. De otro lado, el profesor Constantin Petolescu, de la Academia Rumana de Ciencias, nos describe las relaciones entre Hispania y la Dacia en tiempos de Trajano en el magnífico Catálogo de la Exposición.

Si el s.II d.C. se puede considerar como la edad de oro del imperio romano tanto en realizaciones como en expansión territorial, buena parte del mérito se debe a Trajano. El 98 d.C. Trajano fue nombrado emperador por el Senado, y el 114 d.C. el mismo Senado le concedió oficialmente el título de “Optimus”. Marco Ulpio Trajano, nacido el 53 d.C. en la Bética, Hispania, perteneció al linaje de los Ulpios, establecidos ya desde el s.III a.C. 

El acceso al Imperio de Roma del primer provincial romano-hispano-bético, demuestra el alto grado de romanidad que Hispania había alcanzado a fines de aquella primera centuria de la era cristiana. Las aristocracias provinciales -almenos aquellas hispanas a las que pertenecía Trajano- en aquellos momentos se sentían plenamente romanos, y a su vez los hispanos impusieron a Roma nuevas maneras de pensamiento y de arte. La llamada “hispanización” de Roma duró todo el s.II d.C. hasta el fin de la dinastía “ulpio-aelia”, a la que se añadiría el 379 d.C. Teodosio, hispano. Hispania se convirtió en uno de los más sólidos soportes del Estado romano, tanto de la República como del Imperio.

El mandato de Trajano (98-117) supuso para el Senado un “tiempo nuevo”, al decir de Plinio. Con la colaboración del Senado, donde implantó el voto secreto, trazó un plan de regeneración moral y política. Asimismo, puso en marcha un sistema de asistencia social absolutamente innovador: los “Pueri Alimentari”, una Institución típica del paternalismo humanitario del emperador que se mantuvo hasta finales del s.II. d.C.

En la Administración, Trajano se inclinó por el desarrollo provincial, a favor del reequilibrio territorial, aplicando orden y controlando la vida local.

Coincide su mandato con la pacificación de Hispania y el aumento de la población en la Bética. Con Trajano se abre un siglo que representa el punto más alto de la civilización antigua: eficiencia del gobierno, equilibrio social y universalización de la cultura. Trajano no sólo fue un político hábil, pragmático, tambien fue un teórico perspicaz, que participó en la elaboración de la política de su Estado, en un intento de aunar las exigencias del Imperio con las antiguas libertades republicanas.

Amante de la cultura, mandó construir dos bibliotecas, una griega y otra latina. ¿Por qué griega? Porque Roma conquista, anexiona, pero respeta la cultura de otros pueblos, en ocasiones asimilando la cultura griega, latinizándola. El hispano Trajano encaja en ese modelo de Monarquía Liberal, cuyas virtudes eran la humanidad, la benignidad, la fortaleza. Con su audacia y determinación en ampliar las fronteras del Imperio -de lo que no era partidario Augusto- extendió la romanización hasta los confines de Europa.