Estudios arqueológicos apuntan que Driebes fue escenario de una monumental victoria de Anibal sobre un enemigo que le cuadruplicaba en número

01/04/2020 - 13:28 Redacción

El legendario conquistador derrotó con 25.000 hombres a un ejército que contaba con 100.000

El Museo de Guadalajara acogió los días 15, 16 y 17 de noviembre el congreso  “Caraca y la romanización del interior peninsular” donde se presentaron entre otras importantes novedades en la investigación arqueológica el estudio interdisciplinar Datos históricos, arqueológicos y geológicos para la ubicación de la batalla de Aníbal en el Tajo (220 a.C), firmado por Javier Fernández (Equipo arqueológico Caraca-Driebes) y Emilio Gamo (Museo Nacional de Arte Romano) y los geólogos Miguel Ángel Rodríguez-Pascua, Andrés Díez-Herrero, María Ángeles Perucha y José Francisco Mediato (Instituto Geológico Minero de España). Gracias al apoyo de la Diputación de Guadalajara se publicó el libro “En ningún lugar… Caraca y la romanización de la Hispania interior” donde se recogen los resultados científicos de diversas investigaciones en este ámbito.

En este trabajo se plantea la hipótesis de dónde pudo darse la Batalla del Tajo entre el ejército del cartaginés Aníbal y una coalición de tribus formada por carpetanos, vettones y olcades. Aníbal realizó en el año 220 a. C. una campaña contra Helmántica (Salamanca) y tras conquistar esa ciudad, cuando volvía a Qart Hadasht (Cartagena) se vio sorprendido por una coalición que según los historiadores clásicos tenía unos 100.000 hombres, frente a los 25.000 que acompañaban a Aníbal. Aníbal derrotó a esta coalición en una gran batalla junto al Tajo, que ahora es objeto del interés de los investigadores.

La ubicación de la batalla ha sido buscada en distintas ubicaciones (Colmenar de Oreja, Toledo, Aranjuez…), aunque sin obtener datos determinantes.

La novedad de este estudio es unir los relatos de la batalla de Tito Livio y Polibio con los datos que aporta la arqueología y la geología, y a resultas de estos se propone que el escenario más probable fue en torno a las localidades de Driebes e Illana. Esta propuesta se basa en la existencia de un cúmulo de evidencias entorno al escenario alcarreño. En primer lugar, la lógica del itinerario más sencillo y frecuentado desde épocas remotas que posteriormente, en época romana, unió Complutum (Alcalá de Henares) con Carthago Nova (Cartagena) y que cruzaba el río Tajo en las cercanías de Driebes. Esta era la vía más rápida y menos accidentada, lo que es un argumento importante habida cuenta de que Aníbal regresaba de la campaña contra los vacceos cargado de botín y con 40 elefantes. En el entorno de este trayecto se han hallado materiales de procedencia e influencia púnica en los tesoros de plata de Driebes y Armuña de Tajuña, ambos datados a finales del siglo III a. C.

La decisión de atacar a Aníbal fue de los carpetanos, por lo que fue en su propio territorio en un lugar en que pudieran desplegar las tropas a orillas del Tajo. Los vacceos fueron animados al combate por la vecina tribu de los olcades, etnia que residía en las tierras de la actual Cuenca, cercanos por tanto a Driebes e Illana.

Como respuesta, la estrategia de Aníbal era obligar a la coalición indígena a cruzar por los vados del río, donde construyó en paralelo una empalizada a lo largo del cauce. Una estructura cuadrangular que parece corresponder con estas defensas ha sido localizada, marcando los puntos en que debían atravesar los nativos y repercutiendo en la configuración del meandro que traza el curso del río Tajo entre Driebes a Illana.

Una de las claves del éxito de Aníbal es que utilizó los vados del Tajo de forma estratégica para paliar su inferioridad numérica.  Si los vados que existen actualmente en el río Tajo junto a la ciudad de Caraca eran activos hace 2200 años en la época de la batalla, esto sería un argumento más que apoyaría que el desarrollo de la batalla pudo ser en sus inmediaciones.

¿Cómo podemos saber si los vados han perdurado en el tiempo? En los ríos meandriformes (como es el Tajo en este tramo), la dinámica fluvial hace que el cauce del río varíe su posición a lo largo del tiempo, cambiando la forma y la posición de los meandros, y por tanto, cambiando también las zonas del río que son vadeables en cada momento. Sin embargo, el estudio geológico llevado a cabo en Caraca ha puesto de manifiesto que en esta zona se dan una serie de condicionantes tectónicos y geomorfológicos que han hecho perdurar los vados actuales con casi toda seguridad desde la época de Aníbal. Estos condicionantes son la existencia de fallas con actividad tectónica cuaternaria, de procesos de karstificación y el encajamiento del río en conglomerados muy resistentes a la erosión.

Otro punto importante es que según las descripciones de Tito Livio los soldados indígenas que cayeron al río fueron arrastrados a la orilla contraria donde fueron masacrados por las tropas cartaginesas: “Algunos, arrastrados en dirección al enemigo por la corriente llena de rápidos, fueron aplastados por los elefantes”. Este es un fenómeno que se produce en zonas de meandro, donde la trayectoria helicoidal del agua hace pasar un objeto flotante de una orilla a otra. Y la disposición de los meandros en el escenario propuesto de la batalla en Caraca es compatible con este hecho.

Sin embargo, según considera el equipo arqueológico que investiga en la ciudad carpetana y romana de Caraca (Driebes, Guadalajara), está hipótesis deberá ser confirmada mediante la realización de prospecciones en la vega del Tajo que permitan encontrar el lugar exacto donde se produjo este choque.