Feminismo vigente
01/10/2010 - 09:45
Por:
El comentario
CARLOS CARNICERO / Periodista
Todavía hay ocasiones en las que las mujeres son, sienten que son, invisibles. Reuniones de trabajo en las que son tratadas en todos los casos como secretarias aunque hayan llegado a ser directivas, porque los hombres presentes no les miran a los ojos y se dirigen entre ellos. Al final puede que les sigan pidiendo café.
Millones de ocasiones en las que reciben insinuaciones que ellas no se permitirían hacerle a un hombre. Diferencias salariales, dominaciones machistas en la pareja... No hay diferencias de edades en el mal trato, en la discriminación, en la indiferencia.
Millones de ocasiones en las que reciben insinuaciones que ellas no se permitirían hacerle a un hombre. Diferencias salariales, dominaciones machistas en la pareja... No hay diferencias de edades en el mal trato, en la discriminación, en la indiferencia.
La reunión del puente de la Constitución en Granada de casi cinco mil mujeres para reivindicar que la lucha feminista está solo iniciando su camino debiera motivar una profunda reflexión masculina porque pienso que el camino por recorrer en la igualdad requeriría de un acto de contrición histórico de los hombres que como género hemos protagonizado y seguimos protagonizando estas terribles injusticias.
Tomar la bandera del feminismo es una asignatura pendiente de los hombres y la más inteligente aportación a un mundo mucho más humano, un mundo justo en el que todos podríamos, además de conseguir las metas de igualdad imprescindibles, ser más felices.
Los partidos políticos tienen una gran responsabilidad en estos retos. Habitualmente el feminismo es considerado en estas organizaciones como una actividad marginal de algunas mujeres -injusta y absurdamente consideradas en ocasiones como excéntricas- que dan prioridad a lo que debiera ser un objetivo común. Y con eso los dirigentes de los partidos se limpian la conciencia, delegando una labor que termina siendo marginal en la concepción estratégica del partido: una asignatura maría de la vida política, en la que la centralidad de los objetivos no tienen una impregnación transversal del feminismo como algo que hay que llevar a todos los resortes de la vida política, social y personal
La próxima convocatoria de una plataforma de mujeres feministas debiera alentar la incorporación solidaria de todos los hombres que quieran compartir esos objetivos de lucha, sin pretender protagonismo, y como una demostración de apoyo a la concepción de que la igualdad tiene que ser un objetivo prioritario de todos.