Finito de Córdoba no logra matar a su primer toro

16/09/2013 - 00:05 S.Lafuente

  Lamentable colofón de Feria con el suceso de ésta y de otras muchas. Ocurrió en el toro con el que Finito descorchó la tarde y con las cámaras de la televisión autonómica como ojos del esperpento consumado. De catafalco y azabache vestido, como augurio de la tarde aciaga, el Fino se dejó un toro vivo en Las Cruces. La noticia no tendría mayor trascendencia y de hecho, también Talavante escuchó los tres avisos en esta misma plaza hace tan sólo unos años. En el caso de ayer, el despropósito de una figura convirtió Las Cruces en plaza de talanqueras. Espectáculo esperpéntico y con el toreo reducido a la más bufa expresión.
 
 
  Al Fino no le gustó el toro de salida y su gesto de desaprobación fue signo evidente. No tuvo eco la faena pues nunca se comprometió ni lo apretó en las tres series en que lo pasó. A por la espada se fue sin evidencia de razones para abreviar y tras un sainete con el acero, el torero de Sabadell se inhibió de la muerte del animal. Ausente y con la mirada perdida, aguantó estoicamente el coro de las peñas interpretando ‘No hay tregua”, de Barricada. “Estas asustado, tu vida va en ello, pero alguien debe tirar del gatillo...”. Pasaron los minutos hasta que cayeron los tres avisos y a partir de entonces, nadie encontraba la fórmula para desentenderse de un toro tan agarrado al piso como la media estocada que llevaba enterrada. No fue capaz la parada de cabestros de devolver al astado a corrales mientras el Fino observaba el espectáculo refugiado en el callejón.
 
   A dialogar con él acudieron el delegado gubernativo y el empresario y ante los derroteros del asunto, tomaron parte los subalternos. E incluso Cordobés y Fandila se implicaron hasta conseguir descabellarlo en la misma puerta de chiqueros, dando fin a una lidia que vino a durar tres cuartos de hora. Las circunstancias fueron propicias para que en río revuelto pescaran Cordobés y Fandi con burdo toreo. El primero de ellos cortó una oreja de cada toro: una de su primero con una efectista faena epilogada con pirotecnia marca de la casa, salto de la rana incluido, y otra más del que hizo quinto por una labor rebosante de enganchones y trapazos.
 
  La puerta grande le acogió tras casi tres horas de festejo, en compañía de Fandila, quien también sumó una oreja de cada toro. El manejo del capote a cargo de Fandi, junto a sus pares con la interpretación de la moviola y el violín, hallaron eco ante un público harto paciente. Afortunadamente, la algarabía del desfile de peñas que arrancaba a la puerta de la plaza fue el mejor balón de oxígeno para olvidar tan soporífero festejo.
 
Más información y fotografías este lunes, con Nueva Alcarria.