Fórmula V movió a los jóvenes de aquellos años 60 y 70
01/10/2010 - 09:45
Ferias y Fiestas
Tan sólo una hora antes del arrollador fenómeno Bustamente, la plaza de Santo Domingo se convertía en el punto de reunión de los nostálgicos, que tras varios años de ausencia, volvían a presenciar un concierto del siempre mítico Fórmula V, aquel quinteto madrileño que conseguiría mover auténticas masas de jóvenes por aquellos maravillosos años 60 y 70, tal y como lo hicieran sus homólogos The Beatles por tierras inglesas. Muchos de esos seguidores, evidentemente hoy más entrados en edad, eran los que copaban el improvisado auditorio musical en pleno centro de la capital con la plaza de Santo Domingo llena y mucha gente junto a San Ginés-.
Con su presencia los fans mostraron su intención de no querer perderse las canciones de los que un día no demasiado lejano llegaron a ser sus ídolos. Melodías de siempre, aquellas que alguna vez formaron parte de sus vidas y las de otros muchos cuando por unanimidad fueron elegidas como la mejor canción del verano. Melodías archiconocidas como la Fiesta de Blas o Eva María, que tras tantos años aún perdura en su búsqueda del sol en su particular playa, para deleite de todos.
Canciones de un ayer, de letras desenfadadas, que proporcionaban a la juventud otra manera de ver la vida y de disfrutarla, una sensación que volvieron a experimentar los más acérrimos seguidores del grupo, interceptados fácilmente entre el gran público por su evidente euforia, que no dudaron en demostrar, más o menos convincentes, sus dotes interpretativas acompañándolas con todo un repertorio de baile. Son, como muchos los han querido denominar, los clásicos que no pueden faltar en cualquier guateque que se precie, y Santo Domingo no podía ser menos.
Canciones de un ayer, de letras desenfadadas, que proporcionaban a la juventud otra manera de ver la vida y de disfrutarla, una sensación que volvieron a experimentar los más acérrimos seguidores del grupo, interceptados fácilmente entre el gran público por su evidente euforia, que no dudaron en demostrar, más o menos convincentes, sus dotes interpretativas acompañándolas con todo un repertorio de baile. Son, como muchos los han querido denominar, los clásicos que no pueden faltar en cualquier guateque que se precie, y Santo Domingo no podía ser menos.