García-Alix muestra De donde no se vuelve
01/10/2010 - 09:45
La muestra De donde no se vuelve ofrecerá el testimonio en primera persona de Alberto García-Alix desde hoy hasta el 16 de febrero de 2009 en el Museo Reina Sofía. El reto de hacer esta exposición fue la construcción de una narración visual, reveló ayer el fotógrafo, nacido en León en 1956.
Las fotos ya estaban hechas, pero la creación de un hilo conductor me estimulaba porque me aportaba construir una nueva obra, explicó García-Alix.
Este recorrido narrativo se compone de una selección de obras realizadas entre 1976 y 2008 (gran parte de ellas nunca antes mostradas), donde se mezclan imágenes de diferentes formatos. Son más de 200 piezas en las que el presente y el pasado dialogan entre si, según el autor. Son parte de la misma historia, detalló el Premio Nacional de Fotografía 1999.
No es un trabajo retrospectivo, sino introspectivo, afirmó el comisario Nicolás Combarro, que reveló haber trabajado dos años en este proyecto arriesgado. Son reflejos del mundo a través de una visión personal, añadió Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía.
Un vídeo como eje narrativo
La exposición tiene como eje narrativo un texto elaborado por el fotógrafo, que da título a la exhibición, y que, además, es el guión de un video (producido con ocasión de la muestra) en el que el artista emprende un viaje a través de la memoria para descifrar su particular universo fotográfico.
En el vídeo, rodado en Pekín recientemente, García-Alix mira cielos, edificios y personas en su camino, lo que le permite reflexionar sobre su pasado, detalló Combarro. Es un país con una energía muy potente que me recordó mucho el Madrid del principio de los años ochenta, reveló el fotógrafo. Hay mucha gente joven, el paisaje es nuevo y el país se está abriendo a las tendencias occidentales, añadió.
Pekín también inspiró algunos de los apartados inéditos, en los que se puede ver desde interpretaciones arquitectónicas de la nueva China hasta retratos de personas desconocidas. El encuentro con estas personas es más importante que el propio registro, subrayó Combarro.
Alrededor de cincuenta obras son imágenes de época o vintage, procedentes de la colección particular del artista y el resto son piezas de nueva producción del considerado fotógrafo de la Movida, título que García-Alix rechaza. Uno de los objetivos era huir de los lugares-comunes. La exposición representa una generación, pero queríamos escapar de una anécdota, subrayó Borja-Villel.
Este recorrido narrativo se compone de una selección de obras realizadas entre 1976 y 2008 (gran parte de ellas nunca antes mostradas), donde se mezclan imágenes de diferentes formatos. Son más de 200 piezas en las que el presente y el pasado dialogan entre si, según el autor. Son parte de la misma historia, detalló el Premio Nacional de Fotografía 1999.
No es un trabajo retrospectivo, sino introspectivo, afirmó el comisario Nicolás Combarro, que reveló haber trabajado dos años en este proyecto arriesgado. Son reflejos del mundo a través de una visión personal, añadió Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía.
Un vídeo como eje narrativo
La exposición tiene como eje narrativo un texto elaborado por el fotógrafo, que da título a la exhibición, y que, además, es el guión de un video (producido con ocasión de la muestra) en el que el artista emprende un viaje a través de la memoria para descifrar su particular universo fotográfico.
En el vídeo, rodado en Pekín recientemente, García-Alix mira cielos, edificios y personas en su camino, lo que le permite reflexionar sobre su pasado, detalló Combarro. Es un país con una energía muy potente que me recordó mucho el Madrid del principio de los años ochenta, reveló el fotógrafo. Hay mucha gente joven, el paisaje es nuevo y el país se está abriendo a las tendencias occidentales, añadió.
Pekín también inspiró algunos de los apartados inéditos, en los que se puede ver desde interpretaciones arquitectónicas de la nueva China hasta retratos de personas desconocidas. El encuentro con estas personas es más importante que el propio registro, subrayó Combarro.
Alrededor de cincuenta obras son imágenes de época o vintage, procedentes de la colección particular del artista y el resto son piezas de nueva producción del considerado fotógrafo de la Movida, título que García-Alix rechaza. Uno de los objetivos era huir de los lugares-comunes. La exposición representa una generación, pero queríamos escapar de una anécdota, subrayó Borja-Villel.