Génesis divino, apocalipsis humano
01/10/2010 - 09:45
EL COMENTARIO
Fernando Almansa - Periodista
Creó Dios la tierra, y el agua y los peces que pululan los mares y los animales que pueblan la tierra.. y vio Dios que todo era bueno. Ésta es la síntesis de libro del Génesis, que da comienzo a la Biblia; una descripción sencilla y preciosa de la creación, basada en la bondad del Todo Creador y en la abundancia de recursos, la diversidad de las especies y la supremacía del ser humano sobre todo ello.
Lástima que esta creación gratuita, espontánea, prolija y generosa del Sumo Hacedor, se haya visto traicionada por la destrucción ambiciosa, premeditada, reduccionista y egoísta del ser humano. Y quizá sea preciso decir del hombre tanto en su acepción genérica como de género masculino, ya que el hombre, más lejos que la mujer de la potencia creadora de la vida, ha encabezado gran parte de la destrucción del viejo planeta azul, entre guerras y especulación.
Pero no es poesía, ni literatura teológica ni ecológica de lo que hablo aquí. Hablo de economía estructural pura y dura.
Creo Dios las aguas, y los manantiales y los ríos y los mares y la lluvia, y el hombre privatizó las aguas, las entregó a grandes multinacionales que privaron del derecho universal al agua a millones de personas. Cedieron derechos los estados a la ambición de cuatro multinacionales, y ahogaron en sed al hombre.
Creó Dios la tierra, para el uso y disfrute de hombres y mujeres, y el hombre le puso fronteras, la acapararon entre pocos, hicieron crecer el precio del llamado suelo (de la pacha mama, de la tierra, nuestra tierra) y especularon hasta ahogar a naciones enteras, y a millones de familias en todo el mundo, y por ende a la economía mundial.
Creó Dios los animales y las plantas para que el hombre se sirviera y alimentará de ellos, y los hombres decidieron especular también con los alimentos, haciendo subir los precios del arroz y otros cereales, de la lecha, del pan, y hubo hambrunas en todo el mundo, y se manifestaron millones de pobres empobrecidos aún más, en Haití, en Mauritania, en Burkina Faso, en cientos de países empobrecidos por la codicias del gran capital.
Y creó Dios el sol y las estrellas y el aire, y el hombre , se planteó como especular con ello, y en ello está. Contaminando el aire, nublando el cielo con satélites.
¿Qué más nos quitaran los hombres a los hombres?.
Se rebelan los hombre y mujeres, Dios ya se reveló en su creación; ¿se rebelará ahora, que el Apocalipsis está en manos del hombre?
Pero no es poesía, ni literatura teológica ni ecológica de lo que hablo aquí. Hablo de economía estructural pura y dura.
Creo Dios las aguas, y los manantiales y los ríos y los mares y la lluvia, y el hombre privatizó las aguas, las entregó a grandes multinacionales que privaron del derecho universal al agua a millones de personas. Cedieron derechos los estados a la ambición de cuatro multinacionales, y ahogaron en sed al hombre.
Creó Dios la tierra, para el uso y disfrute de hombres y mujeres, y el hombre le puso fronteras, la acapararon entre pocos, hicieron crecer el precio del llamado suelo (de la pacha mama, de la tierra, nuestra tierra) y especularon hasta ahogar a naciones enteras, y a millones de familias en todo el mundo, y por ende a la economía mundial.
Creó Dios los animales y las plantas para que el hombre se sirviera y alimentará de ellos, y los hombres decidieron especular también con los alimentos, haciendo subir los precios del arroz y otros cereales, de la lecha, del pan, y hubo hambrunas en todo el mundo, y se manifestaron millones de pobres empobrecidos aún más, en Haití, en Mauritania, en Burkina Faso, en cientos de países empobrecidos por la codicias del gran capital.
Y creó Dios el sol y las estrellas y el aire, y el hombre , se planteó como especular con ello, y en ello está. Contaminando el aire, nublando el cielo con satélites.
¿Qué más nos quitaran los hombres a los hombres?.
Se rebelan los hombre y mujeres, Dios ya se reveló en su creación; ¿se rebelará ahora, que el Apocalipsis está en manos del hombre?