Gentes de la tierra: Rufino Blanco

24/11/2019 - 17:55 José Serrano Belinchón

En el año 1975, Mantiel, su pueblo natal en la Alcarria de los pantanos, dedicó un cálido homenaje a su memoria.

  Este alcarreño ilustre es una de las grandes figuras de la Pedagogía del siglo XX. Nació en Mantiel en el año 1861. Su vida fue un admirable modelo de trabajo, de cuya producción se cuentan más de sesenta libros publicados; tratados científicos en su mayor parte dedicados a la Pedagogía y a la Literatura. Fue director de la Escuela Superior de Magisterio de Madrid, consejero de Instrucción Pública, presidente de la Asociación de la Prensa y redactor de ABC, gobernador civil de Segovia y figura destacadísima de la Pedagogía Española de todos los tiempos. De entre sus obras dedicadas a la enseñanza, se pueden destacar su Tratado elemental de la Lengua Castellana, Apéndice al Diccionario de Calígrafos españoles, Teoría de la educación y de la enseñanza, Organización Escolar. Siendo su obra cumbre la “Bibliografía de Pedagógica de obras escritas en castellano o traducidas a este idioma”, que le fue premiada por la Biblioteca Nacional. Como discípulo que fue de Menéndez Pelayo dedicó sus mayores esfuerzos a reivindicar la ciencia y la cultura españolas. Su Bibliografía Pedagógica del siglo XX fue editada por suscripción popular.

            Como profesional de la enseñanza, realizó los estudios de Magisterio en la Escuela Normal Central de Madrid, ganando por oposición una plaza de maestro en la Escuela Modelo de la Capital de España. Elegido miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, leyó su discurso de ingreso en mayo de 1936, sobre el tema Educación de la voluntad, al que contestó en nombre de la Academia el ilustre catedrático de Pedagogía de la Universidad Central don Juan Zaragüeta, quien en su discurso glosó aquella frase de don Rufino, pronunciada con tal ocasión, en la que se reveló la vocación pedagógica y la sencillez de este hombre ejemplar: Yo no soy mas que un maestro de escuela. Durante su vida, y así en su obra, destacó como un hombre de fe y un ferviente católico.

            En el año 1975, Mantiel, su pueblo natal en la Alcarria de los pantanos, dedicó un cálido homenaje a su memoria, como así lo perpetúa una lápida en el frontis de la casa pueblerina en donde nació, con la fecha de su muerte en 1936, víctima del odio en aquella España sin norte y destrozada.