Guadalajara acoge a unos 1.500 inmigrantes menores y sin familia de origen marroqu

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: VIRGINIA BODEGA
El menor magrebí encontrado esta semana en la capital en situación de desamparo y que ya ha sido puesto bajo la tutela de la Delegación de Bienestar Social es sólo un ejemplo de una realidad que se está produciendo en Guadalajara. En la provincia hay cerca de 2.000 menores africanos no acompañados, de entre los que destacan los marroquíes, un colectivo de 1.475 menores del que se encargan las distintas entidades sociales y las administraciones competentes, tras la derivación por parte de la Fiscalía. Un buen trabajo de integración permite que estos menores no acaben delinquiendo o en centros penitenciarios, objetivo que persigue este año la Semana de las Migraciones.
En la provincia de Guadalajara viven –y en muchos casos sobreviven– un total de 8.400 inmigrantes menores de 18 años. Muchos de ellos llegan junto al resto de sus familias, pero otros logran entrar en la península de manera irregular, a bordo de pateras o en los bajos de un camión, y se encuentran solos, sin ningún tipo de acompañamiento familiar una vez que alcanzan su destino final, en este caso la provincia de Guadalajara. De entre este último grupo destacan en número los menores de origen marroquí, un total de 1.475 como ayer indicó Braulio Carlés, vicario de la Pastoral Social de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, que dibujan una realidad más de actualidad que nunca con la aparición, hace unos días en la capital, de un menor magrebí en situación de desamparo que ya ha sido acogido por la Delegación provincial de Bienestar Social.
Precisamente por la actualidad de la cuestión, pero sobre todo por la importancia de la misma –pues se trata de un colectivo bastante numeroso y, sobre todo, vulnerable–, este año, la Semana de las Migraciones que organiza una vez más la Iglesia Católica a través de las distintas entidades sociales dependientes de ella que trabajan con la inmigración –Guada-Acoge, Accem y la Delegación Diocesana de Migraciones– dedicará sus esfuerzos a tratar de resolver el problema, buscando la integración de estos menores a través de los distintos recursos sociales existentes, así como la sensibilización de toda la sociedad. “Es una realidad que en el día a día estamos trabajando tanto aquí como en otros lugares”, dijo Carlés, quien alumbró con datos tal situación.
En total, en España hay 1.086.000 inmigrantes menores; en Castilla-La Mancha son unos 49.550 y en Guadalajara casi 8.400, de los cuales, 2.834 son de origen rumano, los más numerosos, aunque éstos suelen estar acompañados de sus familias, al igual que ocurre en el caso de otras nacionalidades salvo la marroquí, en cuyo caso se registra el mayor número de menores inmigrantes desamparados –en general, ocurre con todas las nacionalidades africanas–. Y es que el perfil que, según los datos aportados por el vicario, suele ser el que en más ocasiones llega solo, sin acompañamiento familiar, responde a un niño de origen marroquí de entre 14 y 17 años de edad, que en una gran parte de los casos procede de Tánger. En Guadalajara son 1.475; 8.800 en toda Castilla-La Mancha y cerca de 200.000 en todo el país. En todos estos menores, como detalló Carlés, se repite, además de la nacionalidad, unos mismos patrones: se produce una ruptura con el país de origen, en el cual rigen una estructura familiar y una formación muy diferentes, y se produce también un importante desarraigo, soledad y desconocimiento de las costumbres y del idioma, condiciones que hacen que el menor en cuestión se enfrente a una “difícil integración”, como señaló el vicario. Por esta razón, la Semana de las Migraciones tratará de estudiar y analizar a fondo tal realidad, con el objetivo de darle la mejor respuesta posible por parte de entidades sociales y administraciones.
En este punto, Carlés quiso hacer un llamamiento especial a la nueva fiscal jefe recientemente nombrada en Guadalajara, Dolores Guiard, a la que aprovechó para felicitar y a la que “le pedimos una vinculación lo más estrecha posible con la Delegación de Bienestar Social y con las entidades sociales”, a fin de llevar a cabo la integración de estos menores desamparados –a través de los distintos recursos sociales existentes– con la máxima coordinación y colaboración posible, pues sólo así se logrará dar una solución satisfactoria y exitosa a la integración social de todos estos menores.
Junto a la Semana de las Migraciones, una iniciativa puntual que se desarrollará por estos días como cada año, durante todo 2010 las diversas entidades sociales que trabajan con los inmigrantes seguirán desarrollando su importante labor, –sobre todo en esta ocasión, cuando se celebra el Año Internacional de la Pobreza– una labor que se verá incrementada en la capital con la apertura del restaurante solidario que se ha construido junto a la Casa Nazaret –sede de todas estas entidades y ONG– y que abrirá “pronto” sus puertas, como anunció ayer Carlés, una vez venza todos los trámites administrativos.

Acoger para luego compartir
El lema de la Semana de las Migraciones de este año es Hoy acogemos, mañana compartimos y pretende transmitir el mensaje, como explicó Norma Kleinubing, delegada diocesana de Migraciones, de que un trabajo correcto realizado con los menores inmigrantes acogidos hoy puede suponer en el futuro personas adultas integradas en la sociedad, y evitar, entre otras cosas, el índice de suicidios que se da actualmente entre los menores inmigrantes por una causa muy definida: la soledad. Dicha correcta integración ayudará a que los inmigrantes no sean considerados “una mera fuerza laboral”, “una mercancía”, sino personas humanas “con derechos inalienables”, como transmite el papa Benedicto XVI en su mensaje y como ayer volvió a recordar Kleinubing.