Guadalajara bailó a ritmo latino y africano

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

GUADALAJARA EN DANZA
Las danzas de Colombia, México y Costa de Marfil inundaron en la noche de ayer viernes tres emblemáticos rincones de la ciudad en una iniciativa promovida por la Fundación Rayet, cuya finalidad es fomentar el conocimiento y la sensibilización del público a las distintas manifestaciones culturales a través de un lenguaje universal como es la danza.
Una disciplina artística que no necesita de interpretación alguna ni traducción, como se demostró durante el transcurso del espectáculo, de poco más de cuatro horas, donde los más pequeños, en las primeras horas, y los más mayores, en las más cercanas a la madrugada, pudieron disfrutar de los ritmos más calidos.

El buen tiempo se alió con la segunda edición de Guadalajara en Danza, una iniciativa promovida por la Fundación Rayet que logró congregar, por segundo año consecutivo y a lo largo de su recorrido por tres emblemáticos espacios abiertos de la capital, a un importante número de personas que se dejaron llevar por los ritmos latinos y africanos.
El denominado patito feo de las artes escénicas lograba rasgarse así las vestiduras para convertirse en la noche de ayer en un gran cisne, ofreciendo un espectáculo multicultural sólo propio de una iniciativa concebida desde el primer momento para incentivar la multiculturalidad, la convivencia entre personas de distintos orígenes y atraer el turismo a una capital que danzó hasta la extenuación sobrepasando la medianoche.
Sin embargo, sería horas antes, y aún con los últimos rayos de luz, cuando comenzara la gran fiesta del folclore en los Jardines Árabes de la capital, junto al Torreón de Alvarfáñez de Minaya. Allí, rodeados de niños y mayores, el grupo colombiano Nativos de Macondo ofreció una extensa demostración del folclore de las diversas regiones de su país, especialmente de la Costa Norte, caracterizada por su gran fuerza, colorido y vitalidad, convirtiendo al espectáculo en un auténtico volcán musical.
Con algunos espectadores más, la intensidad rítmica volvió a resonar, esta vez, en la plaza de El Jardinillo en torno a las 22.00 horas, con el ballet folclórico mexicano Nahui-Ollin, una compañía formada por once bailarines integrada por mexicanos residentes en nuestro país y cuya intención es la de preservar y difundir dentro de nuestras fronteras la cultura mexicana.
El colofón a una noche llena de son y danza se apostó, como no podía ser de otra manera, en el emblemático y céntrico parque de La Concordia, donde la percusión de Costa de Marfil, a cargo del grupo Doka Kene, hizo a más de uno despertar sus habilidades dancísticas.

Un nuevo éxito
Guadalajara en danza ponía en la noche de ayer punto y final a seis meses de trabajo de la Fundación Rayet, un proyecto con vocación de continuidad, de mejorar año a año y de extenderse a otros puntos de la provincia. Así lo corroboró un fiel espectador de los tres espectáculos, José Martínez, director general de la Fundación Rayet, quien agradeció la implicación de las instituciones de Guadalajara para hacer realidad esta nueva cita con la música y, por supuesto, a la gente, que con su presencia afianzaba un año más un proyecto que apuesta por la convivencia entre individuos de diferentes países y culturas.