Gutiérrez Aragón desveló las claves de su amor por la segunda parte de El Quijote

06/02/2015 - 18:44 J.Pastrana

La Fundación Siglo Futuro recurrió al septimo arte para rendir homenaje al Quijote en el IV centenario de la publicación de su segunda parte. El director de cine y escritor, Manuel Gutiérrez Aragón, ofreció una ponencia en la Sala Tragaluz del Buero Vallejo. Quien se encargara de adaptar la primera parte del Ingenioso Hidalgo para la televisión y rodara años después una película con la segunda, decidió tomar partido abiertamente por esta última y explicar las claves que, a su parecer, la hacen superior a la primera.

En el año del IV Centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote, Fundación Siglo Futuro trajo a la capital a una voz autorizada para conmemorar esta efeméride, la del director de cine y escritor Manuel Gutiérrez Aragón. Él fue el encargado de explicar, a una Sala Tragaluz bien nutrida de espectadores, las complicaciones que entraña adaptar una obra clásica al cine y la televisión y, sobre todo, porque La segunda parte sí que era buena, titulo bajo el que se desarrollo el acto. Gutiérrez Aragón fue el encargado de dirigir, en 1991, la serie de TVE protagonizada por Fernando Rey y Alfredo Landa en la que se adaptaba la primera parte de la obra. “
Yo tenía la intención de hacer la segunda parte, que es la que más me gusta, pero pasó el tiempo y el proyecto se quedó en el aire”. Tardaría once años en lograr su objetivo, aunque fuese en una película de poco más de dos horas y con los actores Juan Luis Galiardo y Carlos Iglesias como protagonistas. “Se sintetiza mejor la segunda parte que la primera, pero todo no se puede poner”, reconoce. “Hablamos de una obra que va más allá de la literatura.
Es una obra de referencia moral”. Gutiérrez Aragón considera la segunda parte de la obra de Cervantes “uno de los fundamentos de la literatura moderna. Siempre he estado fascinado con la solución que le da Cervantes a la aparición del Quijote de Avellaneda”, una falsa continuación de la primera parte de la obra cervantina. “En vez de armar la de Dios o desafiarle en duelo, no se le ocurre otra cosa que meter el personaje de Avellaneda dentro del Quijote. Eso me parece que funda una gran parte de la literatura moderna, de la metaliteratura”. También destaca de esta segunda parte algunos pasajes “surrealistas” y el hecho de que “te das cuenta de que Dulcinea es sencillamente un personaje de ficción construido por otro personaje de ficción.
Eso es algo sorprendente en una novela del siglo XVII”. Otro punto que destaca Gutiérrez Aragón es el cambio de tono que se produce entre las dos partes de la obra. “La primera es una novela de más acción, con muchas palizas y desencuentros”, además de estar dividida por episodios casi independientes entre sí. “La segunda parte es más sopesada. Es más novela también, porque está construida hacia el final, y mucho más melancólica”.
Cervantes, concluye, “era muy consciente en la segunda parte de que había hecho en la primera una obra maestra que tenía que cuidar”. Gutiérrez Aragón también destacó “las dificultades que hay para adaptar una novela clásica a la televisión”.
Además, de los recursos económicos, apuntó los problemas que entraña “encontrar a los actores apropiados, porque hay muchos que saben actuar, pero que no pronuncian bien”. En el caso de don Quijote, hay que encontrar a un actor “mayor, pero que pueda montar a caballo, llevar armas y que en vez de pensar hacia donde se le va el animal, recite unos larguisimos párrafos”. Y luego está la difícil tarea de adaptar el texto. Por un lado, “es complicado encontrar el equilibrio entre lo académico y las necesidades propias del cine”. Por otro, “todo el mundo tiene su particular idea de como es don Quijote y esa visión suele chocar con la que le presentan en la pantalla”, concluye.