Halloween y su alternativa

30/10/2016 - 11:01 Manuel Ángel Puga

Durante toda la noche del 31 de octubre los difuntos tenían la posibilidad de andar entre los vivos y reunirse con los suyos.

Con anterioridad al siglo VIII (antes de Cristo) los pueblos celtas que habitaban el centro de Europa tenían por costumbre celebrar una gran fiesta al final de las cosechas. A esta festividad le daban el nombre de Samhain (en la lengua gaélica significaba “el fin del verano”). Dado que los celtas dividían el año en dos mitades (la “mitad oscura” y la “mitad clara”), hacían coincidir el Samhain con la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre que era cuando, según sus creencias, tenía lugar el final del verano y el comienzo de la “mitad oscura” (el invierno). Esa noche se festejaba el Año Nuevo Celta, algo similar a lo que ahora celebramos el día 31 de diciembre.
    La característica de aquella noche del 31 de octubre era que se producía una intensa comunicación con los espíritus de los muertos. Durante toda la noche los difuntos tenían la posibilidad de andar entre los vivos y reunirse con sus familiares y amigos. Claro que tal posibilidad también la tenían los malos espíritus que venían esa noche con intención de causar daño. Con el fin de dar satisfacción a los difuntos y también para alejar a los malos espíritus, los celtas dejaban comida, frutas y dulces en las puertas de sus casas, además de disfrazarse de fantasmas, esqueletos, brujas, demonios, etc.
    Con el paso de los años, esta primitiva festividad celta llamada Samhain se convirtió en una de las tradiciones más importantes de los pueblos anglosajones, quienes, tras el descubrimiento de América, la llevaron a Estados Unidos, donde arraigó con fuerza. Después de que la Iglesia trasladase el Día de Todos los Santos al 1 de noviembre, la tradición anglosajona recibió el nombre de Halloween, palabra inglesa que surge de la contracción de “All Hallows Eve”, que significa “la víspera de Todos los Santos”, porque se celebraba el día anterior a Todos los Santos.
    En la fiesta del Samhain era costumbre vaciar calabazas para meter velas encendidas en su interior. Esta costumbre pasó al Halloween y aún hoy se conserva. Debido a la larga estancia de los celtas en Galicia, la costumbre de vaciar calabazas arraigó en esta región de España, haciéndose en nuestros días tal y como lo hacían los antiguos celtas. Lo que sí cambió fue la palabra Samhain que en Galicia se transformó para dar lugar al Samaín, nombre con el que actualmente se celebra en diversas ciudades, pueblos y aldeas gallegas la noche del 31 de octubre. Célebre se ha hecho el Samaín de Ribadavia (Orense), durante el cual la ciudad se ve “invadida” por fantasmas, esqueletos, meigas, demonios y brujas. El antiguo castillo de la ciudad se convierte en auténtico lugar de terror, cuando los “difuntos” y las sombras de la noche se han apoderado de él.
    Halloween responde al culto a los muertos, a las tinieblas, razón por la que es contrario al principio del cristianismo, basado en el triunfo de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas. Precisamente, tratando de reafirmar este principio y de unificar de algún modo ambas festividades, el Papa Gregorio III (año 741) trasladó el Día de Todos los Santos al 1 de noviembre, fecha en la que se ha venido conmemorando hasta el presente. Sin embargo, es lo cierto que el Halloween ha sido celebrado, y lo sigue siendo, por parte de muchos cristianos, quizá por desconocimiento de su auténtico significado y también porque no se había propuesto una alternativa válida. Esto explica que algunas organizaciones católicas lo vengan aceptando y celebrando. Así, dos Cofradías gaditanas (la de la Piedad y la del Despojado) organizaron hace unos años actividades y espectáculos relacionados con Halloween, los cuales tuvieron que ser suspendidos por orden del Secretariado de Cofradías y Hermandades de la Diócesis de Cádiz.
    Por todo ello, la Conferencia Episcopal Española, a través del Secretariado de la Comisión de Liturgia, ha manifestado que “Halloween es a todas luces una fiesta ajena a la tradición cristiana”. Y añade que “en la Iglesia nunca se ha dado culto a los difuntos, sino a aquellos que fueron beatificados y canonizados”. Otros episcopados, como el de Polonia, también se manifestaron en el mismo sentido. Como vemos, existe preocupación en el seno de la Iglesia por hacer saber a los fieles que la fiesta del Halloween nada tiene que ver con los principios y las tradiciones del cristianismo.
    Pues bien, con el propósito de encontrar una alternativa cristiana a la festividad del Halloween, varias asociaciones católicas y diversas diócesis españolas llevan años proponiendo e incentivando una fiesta llamada Holywins, nombre que se traduce como “la santidad triunfa”. La idea nació en París en el año 2002 y en España se viene poniendo en práctica desde el año 2009. El Holywins consiste en organizar actividades y espectáculos en los que son protagonistas las niñas y los niños, aunque el pasado año también comenzaron a participar adolescentes y jóvenes.
    Niñas y niños se disfrazan de santas y santos, de apóstoles, de ángeles, de la Virgen, etc., realizándose diferentes actos y representaciones teatrales. La Diócesis de Alcalá de Henares ha sido una de las primeras de España en organizar el Holywins, tanto que al día de hoy es una festividad que está totalmente consolidada. El año pasado tuvo lugar una vigilia para adolescentes, al final de la cual se sirvió chocolate caliente, bollos, dulces, etc.
    En la ciudad de Toledo también se ha implantado el Holywins que ha sido organizado por la Delegación de Ocio y Tiempo Libre. El pasado 31 de octubre se organizaron festivales, representaciones teatrales, actos religiosos y un interesante “encuentro de oración”, al que asistieron numerosos jóvenes y adolescentes. Se ha podido comprobar que existe un amplio sector de la adolescencia y de la juventud que prefiere asistir a la fiesta de Holywins antes que disfrazarse de fantasma, de esqueleto o de demonio.
    En la Diócesis de Getafe, el Holywins ya se conmemora en localidades como Alcorcón, Leganés, Ciempozuelos, etc. Es de esperar que este año la festividad se extienda a otras ciudades y pueblos de la Comunidad de Madrid, al igual que al resto de España. De lo que se trata es de defender nuestra tradición cristiana frente a una fiesta de Halloween que nos es ajena como cristianos, además de promocionar el culto a los muertos y el tenebrismo de los esqueletos y de los fantasmas. En definitiva, se trata de que sigamos siendo lo que siempre hemos sido; se trata de que no nos convirtamos en lo que nunca fuimos y que, además, nos está alejando de nuestras verdaderas raíces, que no son otras que las raíces cristianas.