Hercesa pone medidas para evitar cualquier peligro en la casona de Villaflores

17/02/2016 - 16:22

El derrumbe del frontispicio de la casona del poblado de Villaflores no ha gustado a nadie en Guadalajara, tampoco a sus propietarios, Hercesa, que tomaron varias decisiones nada más conocer esta circunstancia. Llo primero que hicieron fue explicar por escrito lo sucedido al Ayuntamiento capitalino y a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y ponerse a su disposición para hacer “lo que sea menester”. Así lo ha indicado a este medio el consejero delegado de Hercesa, Javier Solano, que ha agregado que “no podíamos prever que eso sucediera”. De hecho, “no se había advertido nada, ni había grietas ni fisuras”, argumenta.
“A nosotros nos importa mucho una propiedad nuestra que encima es patrimonio protegido”, reconoce el prestigioso arquitecto. No en vano, Hercesa tiene previsto colaborar con las administraciones públicas para materializar un plan especial para el poblado, un proyecto que definitivamente recupere estos históricos terrenos y edificios. No en vano, fueron declarados Bien de Interés Cultural (BIC) en abril de 2015. En este sentido, Solano realiza una reflexión, al considerar, primero, que “hay que rehabilitar todas las edificaciones” y , segundo, que “el plan especial no resuelve las cosas. Se trata de edificios en medio del campo y si se construye un museo, un hotel, un taller…, lo que sea, hay que darle un uso sostenible y duradero”. Por este motivo sugiere la intervención de un operador solvente, público o privado, que se encargue de dotar de sentido y uso al proyecto rehabilitador.
Además de las medidas ya mencionadas Hercesa incorporá cartelería para advertir del posible peligro de los edificios de su propiedad y pondrá en marcha medios para prever cualquier incidencia que cause peligro para el edificio o las personas. Por último, continuará con los contactos con las administraciones competentes para elaborar un proyecto conjunto. 

Histórico
Hace una década Hercesa (propietaria de alrededor de 26.000 metros cuadrados de este complejo) planeó para la casona la construcción de un hotel, proyecto que quedó truncado ante la realidad de la crisis inmobiliaria. La ruina del agente urbanizador y la propia crisis provocaron que Villaflores nunca llegara a desarrollarse como cabría esperar. Desde entonces, según Solano, se han efectuado labores de mantenimiento en el entorno, reparando, por ejemplo, aquellos desperfectos fruto del vandalismo.