Inaugurado el mercadillo navideño del parque de La Concordia

18/12/2010 - 15:54 Alejandro S. Carabaña

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Algunas personas pasean por el mercadillo.
Los tres grados bajo cero que ayer registraban los termómetros situados en las calles del centro de Guadalajara, no bastaron para congelar la ilusión y el espíritu navideño, tan propios de estas fechas, que se dejaron sentir una vez más en el tradicional mercadillo navideño de La Concordia.
 
Un año más el mercadillo navideño que el Ayuntamiento de Guadalajara habitúa a ubicar en el parque de La Concordia volvía a abrir sus puertas para recibir a los numerosos transeúntes alcarreños que en estas fechas transitan las calles más céntricas de nuestra ciudad, en busca del regalo perfecto. Lo hacía a las 13.00 del mediodía de ayer, en una mañana soleada pero fría. Tan fría que una de las fuentes del parque, que se encontraba totalmente congelada, era testigo de cómo un grupo de niños aprovechaba para jugar sobre la superficie deslizante del agua cristalizada.
 
Cualquiera que se dejara caer durante la mañana de ayer por el centro de la ciudad, podía impregnarse del aroma a Navidad que se respiraba. Niños de la mano de sus padres y madres, o en compañía de sus abuelos, grupos de amigos de jóvenes y parejas, todos ellos habían acudido al parque de La Concordia para visitar el mercadillo navideño de la ciudad. “Ahora ya sí, es Navidad”, afirmaba con entusiasmo una anciana que paseaba junto a su marido. “Sin el mercadillo navideño, las fiestas no son iguales. El ambiente, las luces, el ir y venir de la gente, y sobre todo, la chavalería son lo que de verdad dan vida a las Navidades”, añadía.
 
Pulseras, anillos, gorros, guantes, carteras de cuero, peluches, camisetas, pañuelos, y un sinfín de productos más podían encontrarse en las varias decenas de puestos que componen el mercadillo, y que estarán abiertos hasta el próximo 6 de enero. Uno de los más concurridos era el de los clásicos artículos de broma que, sobre todo, los más pequeños adquirirán de cara al próximo 28 de diciembre (día de los Santos Inocentes), para cometer sus ‘fechorías’.
 
Y es que, a pesar de la crisis, los comerciantes tienen sus esperanzas puestas en el consumismo propio de estas fechas. “Esperamos que la crisis no se haga notar, y que la gente se anime a pasear por el mercadillo”, explicaba uno de los comerciantes , mientras atendía a sus clientes.