Inicio del curso escolar y político
Desarrollar el curso escolar tres años consecutivos con una enfermedad contagiosa demuestra lo que valemos como sociedad si nos lo proponemos. Ejemplo que debe llevar a una reflexión.
Llegó septiembre y con él el inicio de un nuevo curso escolar que esta semana se pone en marcha con la debida seriedad. A los alumnos nos permitimos aconsejarles, después de muchos años como profesor, que aunque cueste entrar en el trabajo lo hagan cuanto antes pues día que se pierde cuesta luego más trabajo recuperarlo. Sin fiestas por la pandemia, casi en otoño, en semana lluviosa, toca empezar el curso académico en serio y los días festivos siempre se antojan pocos. Este año lo hacemos más tranquilos porque sabemos que las medidas aplicadas el pasado contra el virus funcionaron y porque profesores, personal y muchos estudiantes ya están vacunados. Éxito de la comunidad educativa en su conjunto, desde quienes organizan hasta los estudiantes que cumplen las instrucciones. Con esperanzas renovadas, ilusión en un futuro un poco más normal, podemos decir adiós al verano siempre deseado y aspirar a un curso próspero en todos los sentidos. Lo necesitamos y vale la pena que nos esforcemos todos en conseguirlo. Desarrollarlo tres años consecutivos con una enfermedad contagiosa demuestra lo que valemos como sociedad si nos lo proponemos. Ejemplo que debe llegar a una reflexión.
En lo político se nos antoja, como siempre, mes movidito, arranque también de curso, con asignaturas como el precio de la luz, el diálogo con Cataluña o los próximos presupuestos, entre un sinfín de necesidades que sirven para darnos cuenta de lo difícil que parece gobernarnos. Parece que todos, por otra parte, estén en posesión de la verdad y hay que adivinar lo que se dirá mañana, pues sí que podemos afirmar aquello de cada día trae su afán y parece un nudo difícil de deshacer. No obstante la necesidad puede que haga virtud y ésta nos saque de cuantos laberintos se nos presentan. La esperanza ha de estar por encima de cualquier avatar por difícil que nos parezca. Y sin querer cansar y mucho menos dar consejos, pues sabemos que el que aconseja no va, hacemos una vez más la llamada al esfuerzo de todos, a la prudencia y también a la sabiduría en este comienzo de curso escolar, político, y también cultural o deportivo porque realmente el año empieza en septiembre.