Inmigrantes y refugiados

11/05/2018 - 12:20 Pedro Villaverde Embid

No dejemos de ser nunca un país con los brazos abiertos, generoso y sensible, recordando nuestra propia historia.

En la visita semanal que realizamos al registro civil de Guadalajara para tomar nota de los nacimientos y defunciones que publicamos en Vida Local, observamos como son muchas las personas que se acercan al mostrador para acreditar que siguen vivas y por tanto con derecho a cobrar la pensión que les pagan desde los gobiernos de aquellos países donde en su día fueron en busca de trabajo, huyendo de la miseria que el mundo rural de aquellos años ofrecía. En un relato, por otra parte, que publicaremos próximamente, Luis Monje se refiere a la salida de casi todo el pueblo de Huertapelayo a Nueva York y narra los sentimientos de esperanza, pero también de tristeza y contrariedad del emigrante que se ve obligado a marcharse del lugar donde tiene su familia, amigos, costumbres, paisajes… en definitiva su vida. Huertapelayo quedó prácticamente despoblado a finales de los años sesenta por este fenómeno e incluso se ha dicho que los pelayos llegaron a juntarse una Nochebuena en Nueva York, aunque en realidad fueron variados los destinos de sus viajes y así sucedió en otros muchos pueblos de la provincia.
      España, sobre todo en los años previos a la crisis, se convirtió en país acogedor de inmigrantes, que encontraban aquí las oportunidades y el futuro que les negaba su lugar de origen sufriendo, sin duda, los mismos problemas de adaptación y nostalgia. Algunos, como Braulio Carlés, entendieron muy pronto que había que recibir y tratar a los inmigrantes con respeto, cariño y solidaridad, facilitándoles la integración en un país cuyo idioma y formas de vida desconocían, por humanidad y cristianismo. Y más, si cabe, a los refugiados, que huyen del horror de una guerra y buscan cobijo para sobrevivir. Siempre recordaremos esa llegada de refugiados albano-kosovares a Sigüenza y la apertura del centro de refugiados. El martes, en el barrio de los Manantiales de Guadalajara, ACCEM, presidida por el propio Carlés, ahora también párroco de esta popular barriada, abrió su nueva sede para temas administativos.
      No dejemos de ser nunca un país con los brazos abiertos, generoso y sensible, recordando nuestra propia historia, lo que no quiere decir que la inmigración no debe estar bien organizada y que los que vienen, al igual que los que estamos, no deban ganarse el pan con su trabajo como hicimos nosotros en el extranjero y tener también sus obligaciones.