IU cree simbólica la ordenanza de convivencia del Ayuntamiento
01/10/2010 - 09:45
Por: VIRGINIA BODEGA
El portavoz del Grupo municipal de Izquierda Unida, José Luis Maximiliano, quiso explicar ayer con mayor detalle las enmiendas que presentará tanto a la ordenanza de convivencia como al reglamento del servicio del agua en el próximo pleno municipal.
Del primero de los documentos citados Maximiliano dijo que tiene todos los componentes para convertirse en una legislación simbólica, de cara a la galería y que contribuirá a fomentar entre los ciudadanos la falsa ilusión del equipo de Gobierno de que dicha normativa solucionará todos los problemas. Maximiliano considera que hubiera sido mejor refundir el texto de las ordenanzas municipales con el nuevo y cree que sólo se trata de un intento de acabar con el botellón. No está de acuerdo con el tratamiento de la mayoría de los puntos que incluye la ordenanza, echa en falta conceptos como solidaridad o respeto a la diversidad cultural y opta por la limitación en lugar de la prohibición, ya que ésta última tiende a criminalizar. Por último, Maximiliano describe la ordenanza del equipo de Gobierno como un totum revolutum cuando en realidad es sólo una fórmula para prohibir el botellón, según el portavoz.
En el caso del reglamento del agua, IU pide su devolución por considerar que es innecesario, porque el actual es eficaz y de calidad, porque la gestión directa prima el beneficio social y no el de cualquier entidad privada, porque el agua no es un negocio ni una mercancía y porque, entre otras razones que enumeró Maximiliano, aumentará el precio final del agua, que se verán obligados a pagar de su bolsillo los vecinos de la capital.
En el caso del reglamento del agua, IU pide su devolución por considerar que es innecesario, porque el actual es eficaz y de calidad, porque la gestión directa prima el beneficio social y no el de cualquier entidad privada, porque el agua no es un negocio ni una mercancía y porque, entre otras razones que enumeró Maximiliano, aumentará el precio final del agua, que se verán obligados a pagar de su bolsillo los vecinos de la capital.