Jaula: Terror, thriller y personalidad

04/10/2022 - 10:20 J.P.

Ignacio Tatay no podía contar con mejor aliada para su estreno en la pantalla grande que la guionista Isabel Peña. En sus colaboraciones con Rodrigo Sorogoyen, las historias escritas a cuatro manossiempre han jugado con el cine de género, aunque terminaran cayendo del lado de la crítica social más que del disfrute palomitero. 

Con Jaula, Tatay y Peña nos ofrecen una historia con menos aspiraciones sociales, pero no por ello carente de alma y mensaje, que en esta ocasión se centra en conceptos como comunidad y familia.

La película está protagonizada por un joven matrimonio que una noche, al volver a casa, encuentra una niña enferma en medio de la carretera. La mujer tarda poco en empatizar con ella, en gran medida impulsada por un deseo insatisfecho de ser madre. Los médicos deciden que lo mejor para la pequeña, cerrada a cal y canto al resto del mundo, será irse a vivir durante una temporada con el matrimonio que la encontró (ya, no parece algo muy serio, pero es que si no, no hay película). La situación no es fácil, sobre todo porque la pequeña parece albergar grandes traumas y porque necesita estar encerrada entre cuatro líneas dibujadas con tiza para sentirse segura. Es una jaula, sí, pero lo que este matrimonio no sabe es si se ha construido para aprisionar a una niña que desea ser libre o para mantener controlado a algo mucho más inquietante. 

Jaula se acerca al thriller de terror desde una perspectiva intimista, casi de cine independiente. El drama familiar juega un papel importante, así como cierto discurso sobre la maternidad. La película está diferenciada en dos partes, saltando del terror psicológico al thriller, un giro audaz que nos ayuda a confirmar a un magnífico intérprete, cuyo nombre no diremos por no hacer spoilers, que completa el estupendo trabajo de Elena Anaya, una actriz siempre a reivindicar. 

Tatay puede sacar pecho en su debut para el cine. La película no será perfecta e incluso invita a imaginar otras formas de abordar la historia, pero rebosa interés y personalidad sin renunciar por ello a entretener al espectador, algo siempre digno de resaltar y poner en valor.