JuanJosé Millás obtiene el Premio Nacional de Narrativa

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

El novelista y columnista Juan José Millás (Valencia, 1946) obtuvo ayer el Premio Nacional de Narrativa 2007 por su novela El mundo, con la que ya ganó en octubre pasado el premio Planeta. Concedido por el Ministerio de Cultura, el Nacional de Narrativa distingue a la mejor novela publicada el año anterior al fallo, tanto en castellano como en cualquiera de las lenguas cooficiales del Estado. El galardón está dotado con 20.000 euros.
“Es un relato que cierra una etapa personal y literaria”, manifestó el escritor al saberse ganador de un premio que viene a engrosar una larga lista de ellos, como el Nadal, el Primavera o el Sésamo, entre otros. “Estoy contento por dos motivos: la novela ha funcionado desde el punto de vista comercial, y ahora se la reconocen méritos estrictamente literarios”.
De claros tintes autobiográficos, El mundo recrea la infancia y adolescencia de un muchacho que vive en Valencia y que tiene que trasladarse a la capital con su familia. “No es una novela sociológica ni costumbrista”, explicó Millás tras la concesión del Planeta. “He tratado de contar cómo interioricé ese cambio que supuso la marcha de Valencia a Madrid cuando tenía seis años. Fue un corte muy brusco. Salí de un paisaje con mar y lleno de luz y llegué a otro inhóspito y frío”.
El miedo, la timidez, la inseguridad, las dudas, recorren una historia en donde el escritor evoca esas obsesiones tan suyas. “Un día, espiándome a mí mismo, me surgió la primera frase: ‘Mi padre tenía un taller de aparatos de electromedicina’. Recordé aquella escena como si la tuviera delante. Mi padre acababa de fabricar un bisturí eléctrico y lo estaba probando con un filete de vaca”.
Es la primera vez que Millás –hombre “extremadamente pudoroso”- se decide a hablar “sin tapujos” de su propia biografía. “El pudor es dañino; resulta estéril”. A su juicio, en la vida del escritor -y de cualquier persona- hay momentos en que algo se rompe y que, pasado el tiempo, resulta necesario rehacer. “Después de recorrer medio planeta descubrí que el mundo, mi mundo, estaba en las calles de mi infancia”. La prosa le fue saliendo de manera fluida, circunstancia que le hizo desconfiar. “La dejé reposar un tiempo. No me fiaba. Hemos recibido una educación cristiana y esa educación te dice que la facilidad es sospechosa. Si no hay sufrimiento de por medio es porque algo va mal”.