Kirchner promete crear hospitales con nuevos impuestos
01/10/2010 - 09:45
En una apuesta fuerte por recuperar la iniciativa en el conflicto con el campo, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, anunció este martes sorpresivamente que el dinero obtenido por el aumento del impuesto a las exportaciones de oleaginosas -que disparó un enfrentamiento con productores rurales que ya lleva tres meses- será destinado a la construcción y refacción de 30 hospitales, 300 centros de salud, la construcción de viviendas y carreteras en provincias del interior del país.
Estamos realmente decididos a abordar el problema de la pobreza y la redistribución de la riqueza, y eso no se puede resolver sin tocar rentas extraordinarias. Tenemos mucha deuda social pendiente, justificó la mandataria durante el anuncio, realizado desde un salón colmado de la Casa Rosada, sede de la presidencia, donde aplaudían ministros, gobernadores, empresarios y dirigentes políticos y sociales. Estaban casi todos menos los productores del campo, que siguen enojados con el gobierno.
Cristina, como la conocen todos en Argentina, sostuvo que los productores -que bloquearon carreteras y se negaron a vender cereales en protesta por el aumento del impuesto- tuvieron la reacción propia de quien se niega a contribuir con los que menos tienen, y pidió perdón si sus palabras durante la crisis los ofendieron. Para el jefe de gabinete, Alberto Fernández, el anuncio de la presidenta fue un punto final para la discusión sobre el tema. Al menos es lo que el gobierno quiere creer.
Con el objetivo de hacer explícito el destino del aumento de impuestos, la presidenta dijo que se creó un Programa de Redistribución Social que se nutrirá con los fondos que ingresen del controvertido aumento de 35 a 44 por ciento en el tributo a las exportaciones de soja y de 32 a 39 por ciento a las ventas externas de girasol. El presupuesto será manejado por tres ministros de Salud, Economía y Planificación Federal- y se ejecutará en conjunto con las provincias y municipios.
El gobierno consideró que los productores están obteniendo una renta extraordinaria debido a la tendencia creciente al aumento en los precios internacionales de la soja y el girasol, y que el Estado tiene derecho a captar parte de esa renta. Ahora, la presidenta precisó que el aumento se destinará a obras concretas. Según la estimación oficial serán 800 millones de dólares este año y 1.300 millones en 2009.
El anuncio fue un golpe de efecto tras la suspensión del paro agropecuario unas horas antes. Los productores esperaban ser convocados a dialogar. Pero en cambio el gobierno hizo el lanzamiento del programa. Sus lineamientos descolocaron por completo a los dirigentes rurales que, en las primeras semanas del conflicto, reclamaban eso: conocer el destino que se daría a esos fondos.
Desconcertados y con rabia, admitieron que nadie puede cuestionar la necesidad de construir hospitales, pero se preguntaron por qué el esfuerzo debía recaer exclusivamente sobre su sector y pidieron seguir negociando.
Entretanto, los bloqueos de carretera se suspendieron, con excepción de algunos que se mantenían al cierre de esta edición. Son los que se integran con los sectores más radicalizados, que no quieren dejar el reclamo hasta que el gobierno de marcha atrás con el aumento del impuesto, y los conductores de camiones que esperan la completa suspensión de la protesta del campo para terminar con la propia.
Cristina, como la conocen todos en Argentina, sostuvo que los productores -que bloquearon carreteras y se negaron a vender cereales en protesta por el aumento del impuesto- tuvieron la reacción propia de quien se niega a contribuir con los que menos tienen, y pidió perdón si sus palabras durante la crisis los ofendieron. Para el jefe de gabinete, Alberto Fernández, el anuncio de la presidenta fue un punto final para la discusión sobre el tema. Al menos es lo que el gobierno quiere creer.
Con el objetivo de hacer explícito el destino del aumento de impuestos, la presidenta dijo que se creó un Programa de Redistribución Social que se nutrirá con los fondos que ingresen del controvertido aumento de 35 a 44 por ciento en el tributo a las exportaciones de soja y de 32 a 39 por ciento a las ventas externas de girasol. El presupuesto será manejado por tres ministros de Salud, Economía y Planificación Federal- y se ejecutará en conjunto con las provincias y municipios.
El gobierno consideró que los productores están obteniendo una renta extraordinaria debido a la tendencia creciente al aumento en los precios internacionales de la soja y el girasol, y que el Estado tiene derecho a captar parte de esa renta. Ahora, la presidenta precisó que el aumento se destinará a obras concretas. Según la estimación oficial serán 800 millones de dólares este año y 1.300 millones en 2009.
El anuncio fue un golpe de efecto tras la suspensión del paro agropecuario unas horas antes. Los productores esperaban ser convocados a dialogar. Pero en cambio el gobierno hizo el lanzamiento del programa. Sus lineamientos descolocaron por completo a los dirigentes rurales que, en las primeras semanas del conflicto, reclamaban eso: conocer el destino que se daría a esos fondos.
Desconcertados y con rabia, admitieron que nadie puede cuestionar la necesidad de construir hospitales, pero se preguntaron por qué el esfuerzo debía recaer exclusivamente sobre su sector y pidieron seguir negociando.
Entretanto, los bloqueos de carretera se suspendieron, con excepción de algunos que se mantenían al cierre de esta edición. Son los que se integran con los sectores más radicalizados, que no quieren dejar el reclamo hasta que el gobierno de marcha atrás con el aumento del impuesto, y los conductores de camiones que esperan la completa suspensión de la protesta del campo para terminar con la propia.