La artesanía solidaria regresa de la mano de la Asociación Cultural
01/10/2010 - 09:45
Por: DIANA PIZARRO
HUETOS
Miles de kilómetros separan Huetos de Karangasso, en Mali, pero estos dos municipios se encuentran unidos gracias a la Asociación Cultural Huetos, que del 9 al 12 de agosto celebra el Rastrillo de la Solidaridad en este pequeño municipio alcarreño.
A veces te sorprende lo que se puede hacer con muy poquito, explicó el presidente de la asociación, José María Rodrigo, quien apuntó que en la que será la decimotercera edición del mercardillo se podrán encontrar obras de artesanía, como manualidades u óleos, artesanía africana y de gente del pueblo, productos típicos de la tierra, como vino o miel, además de obras de artistas conocidos, como el pintor Carlos Santiesteban.
El presidente de la asociación estuvo acompañado por Manuel Gallego, misionero encargado de llevar a cabo el proyecto en Mali, desde que en 1994, el poblado de Nintabougoro, hasta entonces bajo el cuidado de una ONG norteamericana, fuera abandonada a su suerte. Lo primero de lo que tenían que prescindir era la guardería, ya que no podían mantenerla. Por ello, le propuse a mi hermano buscar financiación para esta escuela infantil, lo que supuso el inicio de este proyecto gracias a la colaboración que recibimos de la Asociación Cultural Huetos, explica Gallego. El primer envío que se hizo fue modesto, de apenas 400 euros, pero poco a poco ha ido creciendo hasta conseguir enviar el año pasado un total de 19.712 euros, gracias principalmente a la colaboración de la gente, que se ha ido implicando cada año más. Con ese dinero recaudado, la asociación puede mantener a los 78 niños que acuden diariamente a la escuela infantil, darles de comer, suministrarles material escolar, juegos y mobiliario, así como pagar el salario a las tres maestras encargadas de la educación de los niños. La mayoría de los pequeños vienen sin desayunar a la escuela, así que la leche y los pastelitos que les damos son muy importantes, señaló el misionero. Durante este año también se ha podido realizar una reforma en la escuela, en la que se ha construido un nuevo aula, un despacho para la directora y un pequeño almacén. Asimismo, también ha sido posible la construcción de una casa para una de las maestras que vivía de alquiler. La gente del pueblo se ha encargado de la obra, así que sólo hemos tenido que comprar el cemento, recordó Gallego.
Otro de los proyectos que ocupan a esta asociación son las becas para los jóvenes estudiantes en Formación Profesional y Estudios Superiores. Actualmente tenemos a 20 chicos en la universidad becados, ya que con la ayuda del Estado no tienen suficiente para mantenerse
Concienciamos a la gente para que se quede
El compromiso de la Asociación Cultural Huetos con esta región de Mali es evidente desde que en 1977 Manuel Gallego llegara a la zona, donde ha desarrollado toda su vida misionera. Muchas son las diferencias que Gallego señala entre España y Mali. Mientras el primero cuenta con 41 millones de habitantes distribuidos en 504.750 kilómetros cuadrados, en Mali son 13 millones para 1,2 millones de metros cuadrados de terreno, aunque se estima que cerca de cinco millones de malíes viven fuera de sus fronteras, señala el misionero, quien recuerda que, mientras que en España tenemos varias lenguas, allí hay 36 reconocidas y el Gobierno ha fijado en 12 las lenguas oficiales. Asimismo, mientras la esperanza de vida es en España de 76 para los hombres y 83 para las mujeres, en Mali apenas llega a los 48 años, aunque en 1977 era de 35 años, por lo que vamos avanzando poco a poco. Sin embargo, uno de los principales problemas que señala Gallego es la única idea que tienen los jóvenes de marcharse fuera de África. Es una realidad que está ahí, aunque trabajamos para concienciar a la gente para que se quede. En este sentido, este tipo de proyectos que trabaja sobre el terreno incide en la necesidad de ofrecerles un futuro en su propio país.
El presidente de la asociación estuvo acompañado por Manuel Gallego, misionero encargado de llevar a cabo el proyecto en Mali, desde que en 1994, el poblado de Nintabougoro, hasta entonces bajo el cuidado de una ONG norteamericana, fuera abandonada a su suerte. Lo primero de lo que tenían que prescindir era la guardería, ya que no podían mantenerla. Por ello, le propuse a mi hermano buscar financiación para esta escuela infantil, lo que supuso el inicio de este proyecto gracias a la colaboración que recibimos de la Asociación Cultural Huetos, explica Gallego. El primer envío que se hizo fue modesto, de apenas 400 euros, pero poco a poco ha ido creciendo hasta conseguir enviar el año pasado un total de 19.712 euros, gracias principalmente a la colaboración de la gente, que se ha ido implicando cada año más. Con ese dinero recaudado, la asociación puede mantener a los 78 niños que acuden diariamente a la escuela infantil, darles de comer, suministrarles material escolar, juegos y mobiliario, así como pagar el salario a las tres maestras encargadas de la educación de los niños. La mayoría de los pequeños vienen sin desayunar a la escuela, así que la leche y los pastelitos que les damos son muy importantes, señaló el misionero. Durante este año también se ha podido realizar una reforma en la escuela, en la que se ha construido un nuevo aula, un despacho para la directora y un pequeño almacén. Asimismo, también ha sido posible la construcción de una casa para una de las maestras que vivía de alquiler. La gente del pueblo se ha encargado de la obra, así que sólo hemos tenido que comprar el cemento, recordó Gallego.
Otro de los proyectos que ocupan a esta asociación son las becas para los jóvenes estudiantes en Formación Profesional y Estudios Superiores. Actualmente tenemos a 20 chicos en la universidad becados, ya que con la ayuda del Estado no tienen suficiente para mantenerse
Concienciamos a la gente para que se quede
El compromiso de la Asociación Cultural Huetos con esta región de Mali es evidente desde que en 1977 Manuel Gallego llegara a la zona, donde ha desarrollado toda su vida misionera. Muchas son las diferencias que Gallego señala entre España y Mali. Mientras el primero cuenta con 41 millones de habitantes distribuidos en 504.750 kilómetros cuadrados, en Mali son 13 millones para 1,2 millones de metros cuadrados de terreno, aunque se estima que cerca de cinco millones de malíes viven fuera de sus fronteras, señala el misionero, quien recuerda que, mientras que en España tenemos varias lenguas, allí hay 36 reconocidas y el Gobierno ha fijado en 12 las lenguas oficiales. Asimismo, mientras la esperanza de vida es en España de 76 para los hombres y 83 para las mujeres, en Mali apenas llega a los 48 años, aunque en 1977 era de 35 años, por lo que vamos avanzando poco a poco. Sin embargo, uno de los principales problemas que señala Gallego es la única idea que tienen los jóvenes de marcharse fuera de África. Es una realidad que está ahí, aunque trabajamos para concienciar a la gente para que se quede. En este sentido, este tipo de proyectos que trabaja sobre el terreno incide en la necesidad de ofrecerles un futuro en su propio país.