La Banca Ética Ciudadana da sus primeros pasos en Guadalajara

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

La alternativa al sistema financiero tradicional llega de la mano de la Banca Ética Ciudadana, un proyecto de intermediación financiera alternativa que, operando dentro de nuestros mercados, trate de rescatar el valor social del dinero y ponerlo al servicio de la justicia. Para ello, será necesario el papel activo de las movimientos sociales, base imprescindible de una iniciativa en vías de consolidarse.
La alternativa a la banca comercial ha llegado. Sobre la llamada Banca Ética Ciudadana versó la conferencia celebrada durante la tarde de ayer en la sala Tragaluz del teatro Buero Vallejo de Guadalajara, un proyecto que la Fundación Fiare, en colaboración con multitud de asociaciones, colectivos, organizaciones y movimientos sociales está comenzando a implantar en España. En Madrid, la Fundación que apoya esta iniciativa es Fires, un colectivo al que se han adherido asociaciones de Guadalajara interesadas en la implantación de este proyecto, tales como la Red de Comercio Justo de Catilla-La Mancha, Didesur, Ecologistas en Acción, Muévete por un Mundo, la Asociación Altrantrán y Juventudes Socialistas, organizadores últimos de este llamativo encuentro que logró reunir en la sala secundaria del teatro a un interesante número de presentes, que prestaron gran atención las palabras de Antonio Martínez, uno de los pioneros en Banca Ética en nuestro país y miembro actualmente de la Fundación Fires.
Ante las carencias del sistema financiero tradicional, caracterizado esencialmente por su falta de transparencia en lo referente a la inversión de nuestro dinero o beneficios rentabilizados, la Banca Ética Ciudadana se presenta como una propuesta de intermediación financiera alternativa que, operando dentro de nuestros mercados, trate de rescatar el valor social del dinero y ponerlo al servicio de la justicia. Bajo esta idea, la propuesta se asienta en tres pilares fundamentales. El primero es que la Banca Ética es una banca inclusiva al servicio de la justicia, pues se posiciona como un instrumento financiero que permite dar crédito a proyectos que tienen una marcada rentabilidad social y que en la banca convencional no siempre encuentran posibilidades de conseguirlo, es decir, un modelo que dirige su actividad crediticia de forma prioritaria a aquellos colectivos que se encuentran en situación de exclusión social. El segundo pilar es que es un proyecto soportado en las redes de intervención que ya vienen trabajando por la construcción de sociedades más justas. Con ello, de alguna manera se garantiza al cliente que su dinero se invierte realmente en proyectos que tienen una marcada finalidad social y que redundan en beneficios de la comunidad, sin buscar rentabilidad económica alguna. De hecho, el cliente tiene la opción de elegir el ámbito al que quiere apoyar con los posibles beneficios de su dinero. El carácter no lucrativo del proyecto hace que en torno al proyecto no exista ningún grupo, bien sea clientes, socios, proveedores, trabajadores o voluntarios, que esté interesado en obtener excedentes económicos que le reporten un beneficio directo. Su carácter esencialmente no lucrativo se justifica priorizando, frente al interés marcantil, el valor social del dinero como eje central de transformación social.

Sus primeros pasos
Los primeros pasos de la Banca Ética en España, que dispondrá de todos los mecanismos de supervisión como la banca convencional, se inicia como una filial de la Banca Popular Ética italiana, y ya ha fraguado en lugares como El País Vasco y Navarra, desde los que se pretende extender a toda la geografía española, configurándose como la banca de referencia de los movimientos sociales. Por ello, el objetivo inminente es crear tejido asociativo y cobertura a una Banca Ética que en 2010 llegará a constituirse como una cooperativa de ahorro y crédito autónoma.