La capital acoge el encuentro entre la Virgen y su Hijo ochenta años después
01/10/2010 - 09:45
Por: Miriam Pérez
Unas 300 personas se acercaron hasta la concatedral de Santa María para presenciar el encuentro entre la Virgen de los Dolores y Jesús Resucitado en la mañana de Domingo de Pascua. Habían pasado ochenta años, según recordaron algunos de los presentes desde que no se hacía una procesión del Encuentro en Guadalajara. La iniciativa partió de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y fue apoyada por toda la Junta de Cofradías. Las dos tallas protagonizaron un corto, pero emotivo recorrido con los pasos a hombros de hombres y mujeres. El Resucitado llegó sólo hasta la iglesia de El Fuerte de San Francisco donde el obispo de Sigüenza ofició la misa.
Ver reportaje fotográfico de la Semana Santa en la capital.
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La Semana Santa capitalina llegaba ayer a su fin con un encuentro muy esperado por los guadalajareños, el de la Virgen y Jesús ya resucitado. Según la Junta de Cofradías hacía más de ochenta años que Guadalajara no celebraba la procesión del Encuentro. Pasaban pocos minutos de las 10.00 horas cuando la Virgen de los Dolores llegaba a las puertas de la concatedral de la Santa María a hombros de una decena de mujeres al son de los tambores de la Cofradía de la Pasión del Señor. Allí la esperaba la talla de Jesús Resucitado portada por otros tantos hombres. Con un gran repique de campanas, la Santa Madre se inclinó varias veces ante su Hijo, mientras se prendía una traca de fuegos artificiales. El esperado encuentro desató los aplausos de todos los que se habían congregado para vivir un momento histórico en la Semana Santa capitalina. Ochenta años sin este encuentro tan tradicional de Domingo de Resurrección bien lo merecía.
Desde allí, las dos imágenes partieron juntas en procesión detrás de la Banda provincial de Música y el estandarte de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y una pequeña representación de sus miembros que portaban banderolas blancas.
Cerraban la comitiva el presidente de la Junta de Cofradías, Raúl Blanco y los hermanos mayores de todas las hermandades y cofradías de la capital, acompañados por las autoridades políticas y casi tres centenares de feligreses.
Una vez llegados al Convento de las Carmelitas, la Virgen de los Dolores abandonó la procesión. La talla iba ataviada con un manto color marfil y un velo en oro en señal de Gloria.
El recorrido continuó por la calle Teniente Gonzalo Herranz, Teniente Figueroa, Miguel Fluiters, plaza Mayor, calle Mayor, plaza de Santo Domingo, capitán Boixareu Rivera y plaza Bejanque, para terminar en la iglesia de El Fuerte de San Francisco, donde monseñor José Sánchez ofició la misa de Pascua, dos horas después del inicio de la procesión.
El de ayer fue un día que pasará a la historia en la Semana Santa de Guadalajara por varias razones. La primera de ellas es que se volvía a celebrar una procesión del Encuentro desde antes de la Guerra Civil, casi ochenta años. La segunda, porque el Cristo Resucitado estrenaba andas. Después de años de prestado, la talla iba en un paso propio realizado por los talleres Arte Martínez de Horche a petición de la Junta de Cofradías. Y tercero, porque el recorrido de la procesión de Domingo de Resurrección había modificado el itinerario. Por primera vez salía de la concatedral de Santa María en vez de la capilla Luis de Lucena.
Muchas novedades para un mismo día y para una Semana Santa que terminó soleada y fría. Nada malo después de que la lluvia desluciera la procesión del Silencio y el Santo Entierro y obligara a algunas cofradías a no salir.
Desde allí, las dos imágenes partieron juntas en procesión detrás de la Banda provincial de Música y el estandarte de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y una pequeña representación de sus miembros que portaban banderolas blancas.
Cerraban la comitiva el presidente de la Junta de Cofradías, Raúl Blanco y los hermanos mayores de todas las hermandades y cofradías de la capital, acompañados por las autoridades políticas y casi tres centenares de feligreses.
Una vez llegados al Convento de las Carmelitas, la Virgen de los Dolores abandonó la procesión. La talla iba ataviada con un manto color marfil y un velo en oro en señal de Gloria.
El recorrido continuó por la calle Teniente Gonzalo Herranz, Teniente Figueroa, Miguel Fluiters, plaza Mayor, calle Mayor, plaza de Santo Domingo, capitán Boixareu Rivera y plaza Bejanque, para terminar en la iglesia de El Fuerte de San Francisco, donde monseñor José Sánchez ofició la misa de Pascua, dos horas después del inicio de la procesión.
El de ayer fue un día que pasará a la historia en la Semana Santa de Guadalajara por varias razones. La primera de ellas es que se volvía a celebrar una procesión del Encuentro desde antes de la Guerra Civil, casi ochenta años. La segunda, porque el Cristo Resucitado estrenaba andas. Después de años de prestado, la talla iba en un paso propio realizado por los talleres Arte Martínez de Horche a petición de la Junta de Cofradías. Y tercero, porque el recorrido de la procesión de Domingo de Resurrección había modificado el itinerario. Por primera vez salía de la concatedral de Santa María en vez de la capilla Luis de Lucena.
Muchas novedades para un mismo día y para una Semana Santa que terminó soleada y fría. Nada malo después de que la lluvia desluciera la procesión del Silencio y el Santo Entierro y obligara a algunas cofradías a no salir.