La capital se convierte en otro barrio de los pintores por un día

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: ERIKA H. L.
FERIAS Y FIESTAS
El domingo se celebró el XIII Concurso Nacional de Pintura Rápida al Aire Libre

Bohemia y parisina amaneció ayer la capital. El toque festivo de las fiestas Patronales se completaba con ese sabor que sólo sabe dar la presencia de los grandes artistas y las citas culturales de prestigio como la de esta ocasión. El XIII Concurso Nacional de Pintura Rápida al Aire Libre de Guadalajara no solamente dejó el reconocimiento que otorga el saberse merecedor de un premio por la perfección de una obra, sino que además dejó la contagiosa sensación al visitante de hallarse por un momento en Montmartre, más conocido como el parisino barrio de los pintores, en lugar de encontrarse en los aledaños de la calle Mayor.

Finalmente fue una cara conocida de los guadalajareños y una obra de la travesía mencionada anteriormente la que se hizo con el primer premio del concurso, Antonio Darias Martínez, valorado en 1.800 euros y patrocinado por el Patronato Municipal de Cultural. El segundo premio, dotado de 1.300 euros y patrocinado por Caja de Guadalajara, fue a parar a manos de Sergio del Amo Saiz, quien ya consiguió este mismo galardón en la última edición. Grupo Rayet otorgó el tercer premio, con una cuantía de 1.000 euros, a Raúl Sánchez Muñoz, mientras que Marisol de Marcos Miguel recibió el cuarto premio, de 800 euros, patrocinado por La Caixa. El quinto premio, con 700 euros y patrocinado por Urbas-Guadalahermosa, fue para Pilar Santamaría Pascual. El Colegio de Arquitectos se hizo cargo del sexto premio, dotado de 600 euros, que fue para Blai Tomás. El séptimo premio, de 500 euros, fue para Francisco Solano Jiménez, patrocinado por el Colegio de Aparejadores. Por último, un premio local patrocinado por Ibercaja y consistente en 500 euros y una televisión de plasma, lo ganó Pablo Rodríguez de Lucas, séptimo el pasado año.

En total fueron casi 60 los artistas llegados de todas partes de España se pusieron ayer el traje de ‘faena’ y se dejaron llevar por su instinto más puro para encontrar ese lugar –o momento- especial el cual inmortalizar en sus lienzos. Aunque esparcidos por toda la ciudad, destacaba su presencia entre las sombras más privilegiadas cercanas a los principales monumentos de la capital. No obstante, no sólo fue el patrimonio artístico y cultural el que se plasmó ante los ojos de los viandantes, sino también pequeños instantes de la vida cotidiana recogidos con suma delicadeza por los pintores. Fue este el caso de Lola Saelices, quien se dedicó a reflejar el momento de descanso de un vecino que reposaba en el banco situado al lado del edificio de Hercesa, junto a la plaza de Santo Domingo. Ayer fue su primera participación en el certamen, del que no sólo obtuvo el placer de pintar en él sino que además reconoció haber descubierto el encanto de la ciudad. "Me ha sorprendido para bien porque no había venido nunca y no pensé que tuviera tantos sitios bonitos", decía la artista madrileña. Una vez seleccionada la escena, lo más complicado, aseguraba, era fijarse en los detalles "con todo el mundo pasando por delante". Gajes del oficio. "Hay que tener paciencia", asentía, mientras plasmaba a través de técnica mixta parte de lo que se desarrollaba ante sus ojos. Saelices se enteró del concurso a través de Internet, al igual que la gran mayoría de los participantes. Así le ocurrió a Carmen Romero, una joven azudense que también se apuntó por primera vez al certamen. Apoyada sobre una valla y abstrayéndose con unos grandes cascos de música miraba atentamente la iglesia de San Ginés, la que esbozaba con gran precisión sobre el papel con tinta y acrílico mientras mojaba su pincel en un plato de plástico, del que hacía su improvisada paleta de pintura.

Apostados en la antigua parada de la línea 2 de los autobuses urbanos de Guadalajara se hallaban muchos artistas, tomando como principal motivo la calle Mayor o sus alrededores. "Por comodidad", comentaba Blai Tomás, llegado de Valencia, en relación a la elección de su ubicación, especialmente sombreada. Utilizaba acrílico con collage para inmortalizar la principal vía de la capital. El público se mostraba curioso y atento a las pinceladas de unos, a las miradas pensativas de otros o a las mezclas cromáticas que tenían lugar ante sus ojos. Los guadalajareños de mediana edad fueron los que más se dejaron ver por las calles donde tenían lugar las improvisadas pinturas. Muchos de los participantes reconocieron no tener claro al comienzo del concurso el motivo de su lienzo, bien por desconocimiento de la ciudad o bien por naturaleza del artista más puro que prefiere dejarse llevar por su intuición y no trabaja con ideas preestablecidas. Esto le ocurrió a Antonio de Ávila, como le gusta hacerse llamar. El pintor, quien ya había tomado parte en el certamen hace unos seis años, eligió el lugar en el que instalarse con sus pinceles en función de "la comodidad". Los artistas dispusieron de toda la mañana para completar y retocar sus obras, que luego quedarían expuestas por la tarde ante los ojos de los transeúntes y vecinos en la plaza de Santo Domingo. El flamante ganador de esta edición y veterano artista Antonio Darias, procedente de Sabadell, repite participación en el concurso por segundo año consecutivo, del que aseguró "está bien montado".

El tiempo tampoco quiso ‘aguar la fiesta’ como sí hizo en 2009 y puso buena cara a la jornada. En esta invitación artística a enseñar los rincones más bellos de la capital, tampoco faltaron quienes, sin estar inscritos en el certamen, se animaron a vivir un día entre pinceles.