La capital se sumerge en el mundo de las setas con la exposición micológica celebrada en el San José

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Decenas de seteros se dieron cita en el hall del San José.
Decenas de visitantes acudieron a la Exposición Micológica de Otoño organizada por segundo año consecutivo por la Asociación Micológica Alcarrela ‘La Senderuela’, que pretendió a través de esta jornada educar medioambientalmente a los recolectores de setas, a la vez que proporcinarles información de las distintas especies que, en el día de ayer, alcanzaban las 180.
Grandes, pequeñas y de todos los colores. Con esta gran variedad de setas se encontraron las decenas de visitantes que acudieron durante la mañana de ayer a la llamada de la Asociación Micológica La Senderuela de Guadalajara, que por segundo año consecutivo organizaba la Exposición Micológica de Otoño.
Varios caballetes con fotografías, posters e información referida a este apasionante mundo daban la bienvenida al concurrido hall del centro San José de la capital que, a modo de improvisada sala de exposiciones, mostraba una amplia muestra de especies principalmente otoñales recogidas a lo largo y ancho de la provincia, principalmente en zonas de pinares, robledales, yermas y riberas; cerca de 180 ejemplares, entre setas de madera, secas y frescas, éstas últimas recogidas a lo largo de la pasada semana, que prácticamente llegaban a representar a toda las familia micológica, desde las boletáceas pasando por las amanitáceas o las agaricáceas para agrado de sus visitantes, que se afanaban en aplicar sus conocimientos, pocos o muchos, en descubrir cada una de esas especies. Otros, sin embargo, se limitaban a admirar en familia las más extrañas formas y maneras de decenas de hongos que muchos no se arriesgan a recolectar por su propia cuenta y riesgo, no vaya a ser que no sea comestible.
Clasificadas atendiendo a su especie y perfectamente identificadas tanto con su nombre en latín así como su denominación vulgar, respondiendo al planteamiento didáctico de la muestra, las setas incorporaban asimismo un indicativo de color que informaba sobre las características y propiedades de las mismas. Así, el color rojo indicaba una especie tóxica e incluso mortal. Aquellas bajo el tono verde presumían de tener grandes características culinarias. Las dominadas bajo el color amarillo indicaban su necesaria cocción para dejar su toxicidad a un lado, mientras que las blancas informaban de su escaso valor gastronómico.
En definitiva, se intentaba con la jornada que los visitantes se acercasen de una manera asequible a los conocimientos micológicos y gastronómicos de este tipo de productos naturales, a la vez que divulgar principios de defensa de la naturaleza, la misma que tendrán que respetar todos aquellos aficionados a la recolección de las setas.
Sobre éste último aspecto haría hincapié una de las secciones que más sorprendieron durante el día de ayer. Se trataba del rincón mico-ilógico, un pequeño espacio destinado a remover la conciencia y el respeto medioambiental desde la crítica. Formaban parte de él botellas de plástico, zapatillas, tetra-bricks, pilas, latas de aceite o incluso un orinal, entre otros muchos, todos ellos elementos encontrados sorprendentemente en plena naturaleza, que en ocasiones llega a adquirir rasgos de un verdadero vertedero. Todos estos objetos, como no podía ser menos, estaban clasificados con etiqueta roja, aquella que indica las características nocivas de los mismos dentro de un habitat natural.
Próxima al rincón micológico se situaba la gran sorpresa de esta exposición, aquella que invitaba a oler a los visitantes cuatro tipos de setas para descubrir en ella un olor familiar, aunque para ello se necesitara de ayuda profesional. Una manera de ejercitar nuestro sentido del olfato, que finalmente pudo descubrir que se trataba de anís, chocolate, almendra y harina.
Todo esto se hace necesario porque cada vez más son más las personas que se enganchan al apasionante mundo de la micología. Muchos lo harán por su amor a la naturaleza, otros por gastronomía, otros por su profesión o simplemente para fotografiar estas especies. Sin embargo, y sea cual sea el motivo, esta actividad se ha convertido en los últimos años en la práctica de moda en tiempo otoñal, cuando existe más población de setas en la provincia. Es sin embargo por ese mismo motivo que hay que educar a los nuevos recolectores en las buenas prácticas para que su actividad pueda desarrollarse sin malograr las zonas naturales en los que se encuentran para que cuando vuelva a llegar su época propicia vuelvan a fructificar.
‘La Senderuela’
Tras su primera experiencia expositiva en los soportales de la plaza Mayor, la Asociación Micológica La Rayuela volvía ayer a la calle para divulgar nuevamente consejos para una correcta recolección de especies, consumo y hábitos que respeten el hábitat. La Asociación Micológica La Rayuela se fundó 1990 cuando un grupo de amigos decide unirse para defender el medioambiente y compartir su interés por la micología, un espíritu que aún mantienen los 70 miembros del colectivo, que se reúnen una vez por semana en el Centro Social de la calle Venezuela con el fin de seguir fomentando su afición, bien con charlas, encuent