La capital supera el trámite y aprueba los Estatutos de la MAS

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: A.B. GUADALAJARA
Después de que Alcalá, Alovera y Mohernando hicieran anteriormente lo propio, el Ayuntamiento de Guadalajara dio ayer el visto bueno a los nuevos Estatutos de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe, entidad a la que pertenece y que suministra a la ciudad el agua que beben sus vecinos. Los nuevos Estatutos vaticinan, entre otros aspectos, la incorporación de seis nuevos socios a la Mancomunidad –Villanueva de la Torre, Tórtola, Humanes, Quer, Marchamalo, y Cabanillas–.
No obstante, los nuevos Estatutos otorgan más representatividad y, por tanto, poder de decisión, a los municipios grandes, como Guadalajara y Alcalá, gobernados ambos por el PP.
Según subrayó el concejal de Obras y, a la vez, vicepresidente de la propia Mancomunidad, Jaime Carnicero, estos nuevos Estatutos “impulsan la modernización de la Mancomunidad para asumir retos de futuro”; amplían los retos fundacionales y otorgan la posibilidad de incorporar nuevas fórmulas de gestión. Carnicero abundó en la posibilidad de que, a partir de ahora, “los municipios más pequeños se incorporan a la junta de Gobierno y se puede oír su voz”, modificándose la representatividad de sus componentes.
Como era de esperar, la unanimidad en la votación de este punto del orden del día no fue posible. Los nuevos Estatutos, apoyados por el Grupo Popular y por los socialistas, no contó con la mano alzada favorable del único edil de IU, José Luis Maximiliano, que lamentó los “intereses partidistas” contenidos en los nuevos textos reguladores. “Los Estatutos no se han hecho pensando en que la Mancomunidad es un servicio a los ciudadanos. No se respeta el espíritu de consenso que había guiado a la Mancomunidad. Lo han pactado los dos grandes partidos, que van a tener el control absoluto”.
Desde la bancada socialista, como hicieron en los meses anteriores, volvieron a echar en cara al vicepresidente de la MAS, allí presente, que el poder de las decisiones, por su derecho a veto, queda en manos de Alcalá –gobernada por el PP–, con lo que cualquier gran decisión dependería de la localidad madrileña. Carnicero, sin embargo, aseguró que ese poder de veto de Alcalá “es rotundamente falso. Alcalá, por sí sola, no puede hacerlo”.