La Casa de Guadalajara hace un llamamiento a las instituciones para mantener sus puertas abiertas

27/06/2012 - 14:03 Redacción


   La Diputación provincial de Guadalajara ejerció de anfitriona, en la Sala Multiusos del Centro San José, para recibir la presentación oficial del último libro editado por la Casa de Guadalajara en Madrid dentro de su colección literaria Guadamadrid, que recoge en esta ocasión, junto con la trayectoria migratoria de los naturales de la provincia de Guadalajara a Madrid, la historia de la propia Casa de Guadalajara.


  Junto a la diputada de Cultura, Marta Valdenebro, representando a la primera institución provincial, se encontraba la concejala de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Guadalajara, Isabel Noguerales; e igualmente ocupó lugar en la mesa presidencial, Adela de la Torre, Alcaldesa de Brihuega y Diputada en las Cortes Regionales de Castilla-La Mancha.

  Junto a ellas, el presidente de la Casa de Guadalajara en Madrid, José Ramón Pérez Acevedo; así como el director de la colección Guadamadrid, Valeriano Ochoa Luzuriaga, y Tomás Gismera, autor de la obra. Tomó la palabra, en primer lugar, la diputada de Cultura, como anfitriona del acto, para hacer un repaso a la obra que se presentaba, dando cuenta del interés de la misma, tanto en cuanto hace al conocimiento de la propia Casa de Guadalajara en Madrid, como de las distintas entidades y centros culturales que se abrieron en la capital de España por gentes de Guadalajara; señalando al propio tiempo que el libro era un reflejo de lo sucedido a lo largo del siglo XX en la provincia de Guadalajara, en el que se recoge, por vez primera, el éxodo de nuestros pueblos, la emigración, y la consiguiente despoblación de los mismos, señalando que ha de ocupar en lo sucesivo un importante lugar en las bibliotecas, y será referencia para futuros estudios.

  Trazó la trayectoria del autor, y cedió la palabra al presidente de la Casa de Guadalajara, José Ramón Pérez Acevedo. Dio cuenta en su intervención, del importante papel que a lo largo del siglo XX han venido desarrollando las casas regionales en las distintas capitales en las que han tenido asentamiento, y por supuesto la Casa de Guadalajara en Madrid, que lleva presidiendo desde hace cerca de treinta años. “Fue, y sigue siendo, un lugar de referencia para los guadalajareños que pasan por Madrid”, señaló. Destacó el importante papel que desde su apertura, el 4 de junio de 1933, llevó a cabo entre los emigrados a la capital, “a los que se buscaba trabajo, e incluso, cuando no lo conseguían y no tenían medios, se les llegaba a pagar el billete de tren para volver a casa”.

  Y es que la Casa de Guadalajara, en palabras de su presidente, ha sido y sigue siendo el eslabón que mantiene unidos a quienes salieron de la provincia, queriendo mantener sus orígenes. No pasó por alto los difíciles momentos por los que atraviesa el Centro, producto de la crisis que atraviesa la sociedad, “hemos prescindido de todo lo innecesario y a veces hasta de lo necesario, supliéndolo con la aportación de los mismos miembros de la Junta Directiva, que se turnan para poner las sillas o abrir y cerrar las puertas”, señaló.

  Destacó que en la Casa “ni se cobra ni se paga”, haciendo alusión a que cuantos por ella pasan lo hacen de forma desinteresada, concluyendo en la esperanza de que con la presentación del libro de su historia “se tenga un conocimiento efectivo y preciso de lo que la Casa de Guadalajara representa en Madrid, para las propias gentes de Guadalajara y sus instituciones”.

  Señaló la concejala de Cultura del Ayuntamiento de la capital, Isabel Noguerales, el importante papel que la Casa ha tenido, y tiene, en cuanto se refiere a la cultura, promoción del turismo e historia de la provincia en Madrid. Destacó el importante papel que jugó en unos momentos difíciles tanto para la propia provincia como para aquellas gentes que la tenían que abandonar, brindando una vez más la colaboración municipal. En los mismos términos se pronunció la alcaldesa de Brihuega y diputada en las cortes regionales, Adela de la Torre, señalando que algo que nació del corazón de los guadalajareños, debe de pertenecer a ellos, haciéndose responsables de su continuidad.

  El director de la colección Guadamadrid, Valeriano Ochoa Luzuriaga, actual bibliotecario de la Casa, señaló en su intervención el importante papel que desempeña una de las bibliotecas localistas más importantes de la provincia, fuera de ella. Señaló el creciente número de estudiosos sobre la provincia que acuden en busca de datos en torno a Guadalajara, y los encuentran en Madrid, en una biblioteca que, con más de tres mil referencias, se ha convertido en punto y seña entre las de la Comunidad. Como tipógrafo, destacó la calidad de la obra que se presentaba, gracias al generoso patrocinio de uno de los socios de la Casa, Javier Blánquez Alcalde, con raíces en la alcarreña población de Budia, e igualmente destacó la aportación desinteresada de su trabajo, del autor de la misma, Tomás Gismera.

  Aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento a Guadalajara, a sus instituciones, a “la provincia entera”, para mantener con vida ese “Centro que ha sido y es la esencia de Guadalajara en Madrid, de su cultura, de su promoción, del trabajo que desde hace ochenta años, han llevado a cabo quienes salieron en busca de un futuro, o se quedaron en la provincia, pero creyeron en ese empeño”. Señaló nombres de referencia provincial, desde Salvador Toquero Cortés, a Salvador Embid Villaverde, directores en su día de los periódicos de la capital; de José de Juan García, y de tantos otros personajes que contribuyeron a su engrandecimiento, sin olvidar al periodista Luis Monje Ciruelo, presente en la sala, concluyendo en un llamamiento para que “las puertas de la Casa, continúen abiertas, mucho más, tras conocer su historia”.

  Tomás Gismera habló de la obra que se presentaba, haciendo un recorrido a través de la historia de la emigración provincial. De lo que supusieron las Casas Regionales en los distintos lugares en los que se asentaron, destacando algunos de los hallazgos a lo largo de su investigación “como el gran número de suicidios derivados de la falta de integración de los emigrantes en el nuevo medio, en los inicios del siglo XX”, o aportando jugosas novedades, como la de que el primer, y único consulado abierto en la ciudad de Guadalajara, fue el de Argentina, y su cónsul el briocense Justo Sanjurjo López de Gomara, emigrante en aquella república”.

  No dejó de señalar que la Casa de Guadalajara debe de permanecer con sus puertas abiertas a los guadalajareños, “que se cerrasen sería como un segundo desarraigo para quienes nos vimos en la necesidad de salir de la provincia”. Siguió un animado debate entre los asistentes que llenaron al completo la sala Multiuosos del San José, a quienes por delicadeza del promotor de la obra, Javier Blánquez, y del autor de la misma, Tomás Gismera, se obsequió con un ejemplar, destacando el Presidente de la Casa que el libro estaría a disposición de cuantas instituciones, Ayuntamientos, bibliotecas o socios de la Casa, así lo solicitasen.