La celebración de los 50º años de la concatedral reúne a la comunidad eclesiástica y civil

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: BEATRIZ PARIENTE
RELIGIÓN
El obispo, José Sánchez, y el presidente regional, José María Barreda, presidieron el acto

En el año 1959, el Papa Juan XXIII declaró concatedral al templo de Santa María de la Fuente, una parroquia que destacó casi desde sus primeros años de edificación como un emblema de la ciudad de Guadalajara. La ceremonia de consagración tuvo lugar el 15 de agosto y la fiesta de su dedicación, el 10 de diciembre del mismo año, tal y como relatan los periódicos de la época. De esta manera, Santa María se convirtió, por mérito propio, en el símbolo religioso más importante de Guadalajara.

Ahora, 50 años después, se conmemora por todo lo alto su reconocimiento como concatedral, coincidiendo, además, con el fin de un periodo de obras dividido en tres fases que ha conseguido realzar la belleza de un monumento con influencias multiculturales -que el templo ha tenido el acierto de respetar–. Para participar de esta fiesta, acudieron hasta el templo capitalino el presidente de la Junta de Comunidades, José María Barreda; el obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, monseñor José Sánchez, así como otras autoridades regionales, como la consejera de Educación, María Ángeles García; provinciales, como la presidenta de la Diputación, María Antonia Pérez León; y locales, como el alcalde capitalino, Antonio Román, acompañados todos ellos por otros políticos de distintos signos, como la subdelegada del Gobierno, Araceli Muñoz y la delegada de la Junta, Magdalena Valerio.
El arquitecto José Juste, coordinador de las obras efectuadas en la concatedral, realizó una presentación de las reformas ante un auditorio a rebosar de fieles. De hecho, estaba previsto que la misa de celebración diera comienzo a las 20.00 horas y, sin embargo, el templo se llenó de gente más de una hora antes, de manera que cuando llegaron las autoridades la concatedral ya estaba llena. Así pues, el párroco de Santa María, Agustín Bugeda, señaló, tras abrir la misa con la canción, muy oportuna, Vamos a la casa del señor, que la verdadera “belleza” de la concatedral era “estar repleta de gente”, tal y como sucedió en el día de ayer.
El presidente regional destacó que “durante 20 años se ha hecho un esfuerzo sostenido en el tiempo y coordinado entre todas las administraciones porque, como se sabe, las catedrales empiezan en una determinada fecha y no acaban de construirse jamás, y cuando no hay restauración”. “Lo que se ha hecho en la concatedral de Santa María tiene un resultado espectacular. Decía el señor obispo que hasta parece más grande y más luminosa”, agregó el jefe del Ejecutivo, al tiempo que alabó los criterios técnicos que se han seguido en el proceso, así como la colaboración de todas las administraciones en un proyecto común.
Por su parte, el obispo agradeció la deferencia de su visita presidente regional y señaló que “se vive un momento estelar” con la inauguración de los nuevos servicios del Obispado en Guadalajara, el 50º aniversario y el término de las tres fases de reforma de la concatedral. Además, destacó también el hecho de que el proyecto haya contado con la colaboración del Obispado, la Junta, la Diputación provincial y el Ayuntamiento capitalino. “Es un día para estar contentos y agradecidos y felicitar a todos los que han participado y colaborado”, apuntilló el obispo.

Tapices de Pastrana y Fuerte
Por otra parte, aprovechó la ocasión para trasladar a Barreda su petición de acelerar el proceso de ubicación de los tapices de Pastrana en su lugar original. “Hay un proyecto de hacer prácticamente un nuevo museo en el que también estamos comprometidas las cuatro instituciones”. En este caso, el proyecto arquitectónico está siendo visado por los servicios técnicos de la administración regional mientras que los tapices “peregrinan por todo el mundo”. Tampoco se le olvidó al obispo instar al presidente regional a que se continúe con la reforma de la iglesia del Fuerte de San Francisco, proyecto que se financia entre la Junta y el uno por ciento Cultural. Barreda respondía que “efectivamente, el proyecto se está visando e inmediatamente la idea es ponerlo en marcha para que los tapices estén donde tienen que estar. Mientras tanto, en ese peregrinar, se van a exhibir en el Palacio de Fuensalida”.

Amalgama de estilos
La macroobra, que ha durado 20 años, ha sabido respetar la identidad histórica del templo dejando el espacio justo para representar cada influencia arquitectónica de su pasado: mudéjar, renacentista y barroca. Además, tal y como explicó Juste, en esta última fase se incidió con contundencia en la eliminación de las humedades de la estructura del edificio, así como en la puesta en valor de su interior, muy degradado por el paso del tiempo. Para ello, se eliminaron los antiguos solados, ya abombados a causa del agua, y se rebajó el sueño más de medio metro. Tras incorporar otra capa de aireación para el suelo se instaló nuevo y moderno solado en forma de zigzag, al estilo del que se luce en San Pedro. Otras actuaciones se encaminaron a la renovación de la iluminación, los sistemas de megafonía y climatización.
Mientras se efectuaban los trabajos se detectaron y solventaron importantes problemas de estabilidad en las pilatras de sujeción del templo, que reposaban en terrenos de arenales o, incluso, casi en el aire o estaban recorridas por agua.

Un hallazgo sobre su historia
Fruto de las últimas reformas, por ejemplo, se ha podido, además de realzar el monumento, concretar su origen a través de las prospecciones arqueológicas realizadas por el equipo de arqueólogos de Ildefonso Rámirez y su empresa Gea Patrimonio.El templo se construyó sobre una iglesia medieval, probablemente de características románicas, datada en los siglos XII-XIII y no sobre una antigua mezquita, como se creía inicialmente. En el siglo XV se amplió y modificó con arquitectura mudéjar. En el siglo XVI se le confirió también el estilo renacentista a través de la colocación de un pórtico. Más tarde se construirían bóvedas en las naves y se elevaría la cúpula de crucero para acabar de configurar la actual estructura interior de la concatedral, en este caso de estilo barroco puro. En siglos posteriores, las obras realizadas se encaminaron a la conservación del edificio.
Todas estas características, así como sus ricos artesonados múdejar y su retablo de 1622, obra de Francisco de Mir, le permitieron la declaración de Monumento Nacional por Decreto de 12 de julio de 1941.
Antes de su apertura al público, el pasado mes de julio, decenas de fieles voluntarios se organizaron para limpiar los restos de la obra, colocar el mobiliario –que también fue restaurado y redecorado– y preparar el templo para el oficio de la primera eucaristía. Así, el obispo presidió los actos de la primera misa y las primeras confirmaciones del año 2010. Después, el templo ha continuado sin parar su actividad, con la práctica totalidad de sus fines de semanas reservados para bodas, bautizos y comuniones –además del resto de actividad habitual durante el resto de la semana–.

Financiación
Convertir a al concatedral de Santa María en el monumento que ahora ofrece un espectáculo para los sentidos a quien la observa no ha sido fácil. Para hacer frente a la obra, en la última fase ha sido preciso un presupuesto cercano al millón de euros. Para sufragarlo, se solicitó colaboración a las diferentes instituciones políticas de la ciudad (Ayuntamiento, Consejería de Cultura y Diputación), cuyos responsables se comprometieron a firmar un convenio, aportando entre todos una cantidad aproximada al 30 por ciento de la obra. El resto del gasto lo asumió el Obispado, representado, en este caso, por los fieles de la parroquia y por todos aquellos que de forma voluntaria participan en esta financiación.

Merece la pena
El resultado final de estas tres fases es la puesta en valor de un edificio de gran valía arquitectónica, digno de su consideración de Monumento Nacional.