La ‘crisis’ del butano obliga a rescatar la estufa de leña y la lumbre

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Repsol tomará hoy cartas en el asunto para mejorar el suministro en la zona.
Por: DIANA PIZARRO
El llamativo color naranja de las bombonas riega las calles de los municipios afectados
La calidad de vida de pueblos como Brihuega, Sacedón o Millana se está viendo afectada por la falta de suministro de gas butano que sufren desde hace meses. Para salir del paso y luchar contra las inclemencias del tiempo, los vecinos se han visto obligados a recurrir a favores de los vecinos con otro tipo de energía para realizar actividades diarias como ducharse o hacer la comida. No obstante, algunos han optado por rescatar las antiguas estufas de leña que permanecían arrinconadas en algún lugar de la casa como solución ‘temporal’. Repsol comienza hoy, por su parte, con el plan de urgencia para solucionar cuanto antes el problema.

En las situaciones difíciles es cuando florece la solidaridad entre las personas. Así ha quedado demostrado en diferentes municipios de la zona de Pastrana que, durante todo el invierno, han estado lidiando con un servicio deficiente en la distribución de butano. Millana es una de las localidades más afectadas por esta crisis provocada por la empresa energética Repsol, aunque focalizada en la sucursal que tienen en Pastrana. “Ya estamos prácticamente al límite, no hay más que mirar a las calles para ver todas las bombonas vacías en las puertas, hay algunas casas que tienen incluso tres”, afirma la alcaldesa de Millana, María Soledad Lope Pardo. Los vecinos llevan prácticamente sin ver al camión repartidor desde el mes de noviembre, “por lo que estamos pasando un invierno muy difícil, ya que todavía hay muchas casas que tienen calentadores de gas”, explica, lo que ha provocado que los vecinos se hayan estado prestando las pocas bombonas que había en el pueblo. “En estos momentos es cuando se está viendo la gran solidaridad de los vecinos, pues los que tienen calefacción de gasoil o de luz ofrecen a los demás sus casas para que se duchen o cojan agua caliente. Y mira hasta dónde hemos llegado, a más de un mes y medio en esta situación y con el 70 por ciento de la población afectada”.
El problema de distribución en la zona comenzó hace cerca de dos años, cuando el distribuidor de Repsol en Sacedón dejó de realizar este servicio. En ese momento fue cuando los pueblos de alrededor pasaron a depender de la sucursal de Pastrana que, según sus responsables, no puede abarcar toda la zona con los medios de que disponen. Sin embargo, a los vecinos, que han sufrido la parte más cruda del invierno, “donde se ha llegado a registrar hasta 5º bajo cero”, no les valen las explicaciones.“El distribuidor de Sacedón cumplía religiosamente con las fechas. Todos los martes venía puntual a traernos las bombonas. Sin embargo, tras su marcha, el servicio ha tenido algunas deficiencias que se debían, según su responsable, a problemas con el camión y a que Repsol no le servía con normalidad”, explica la alcaldesa de Millana. Este problema ha provocado una vuelta a los orígenes para algunos de los vecinos, pues “muchos se ven obligados a cocinar como antiguamente, en la lumbre, y a calentar sus casas con estufas de leña”. Este municipio, que acoge durante el invierno unos 90 habitantes, principalmente personas mayores, mantiene, no obstante, la esperanza en que el camión pase de nuevo por el pueblo. “El jueves pasado teníamos fe en ver al butanero, ya que antes se repartía los jueves, pero nada, seguiremos esperando”, apunta Lope.
Aunque el caso no es tan desesperado, en Brihuega también están sufriendo por los retrasos de la distribuidora de butano, pues, frente al reparto diario que realizaba la agencia de Sacedón, ahora tienen que conformarse con el servicio tres veces por semana.

Problemas desde 2006
El alcalde de Sacedón, Ángel Román Escamilla, es otro de los que está poniendo todos los medios para que el problema se solucione, aunque reconoce que “llevamos así desde 2006, cuando ya remitíamos nuestras protestas a la anterior delegada de Industria, Covadonga Pastrana”. Una situación que no le hace sino recordar la que vivían con el anterior distribuidor. “El servicio era exquisito, no faltaba nunca e incluso domiciliaba los pagos”.
Mientras los vecinos continúan afectados, la empresa presentará hoy el plan de emergencia para enfrentar la crisis.

El peligro ‘viaja’ en el maletero

La recomendación de Repsol de aumentar las reservas de bombonas en sus casas ha caído como un jarro de agua fría en los afectados. Fidel Aguado, vecino de Millana de 80 años, contesta que deberían pensar en el riesgo que conlleva. “Lo primero es que no todos disponemos de espacio suficiente en nuestras casas, además de que es un peligro muy grande que podría desembocar en tragedia”. De la misma opinión es Javier Calvo, que regenta junto con su padre el Mesón Jabalí de Majaelrayo. “En nuestro negocio disponemos de dos bombonas con cuatro botellas industriales cada una. El problema surgió cuando íbamos realizando los pedidos a la central de Repsol en Madrid y no venía el camión. Esto ha provocado que nos hayamos visto en la necesidad de transportarlas en una furgoneta para recargarlas a Jadraque, algo que está totalmente prohibido y que, además, es muy peligroso”.
En Brihuega también se han visto obligados a echar mano del coche para abastecerse de bombonas. “Me veo obligado a viajar cada día con dos bombonas en el maletero, bien vacías o bien llenas”, apunta el briocense Jesús Torralba.