La crisis reduce las acogidas de niños del Sáhara y Ucrania

06/07/2011 - 12:14 Virginia Bodega

Ya han llegado a Guadalajara los niños ucranianos que, como cada año por estas fechas, vienen a la capital y a distintos pueblos de la provincia para pasar sus vacaciones de verano en el seno de familias guadalajareñas. En esta ocasión, han sido 72 los pequeños llegados desde Ivankov, el pueblo más cercano a Chernóbil, con edades comprendidas entre los 9 y los 15 años. Aterrizaron en España el pasado 25 de junio, y todos se encuentran ya disfrutando de estos días junto a sus padres y hermanos de adopción temporal. Quince de ellos se quedarán en hogares guadalajareños, mientras que el resto se repartirán en distintos municipios de la geografía provincial.
    A pesar de que 72 es un número más que importante, Pedro Duro, presidente de la Asociación Familiar de Ayuda a un Niño (AFAN) en Guadalajara, considera que es escaso. “Tendríamos que haber traído más”, señala, “pero la situación económica nos lo impide”, lamenta. El descenso de las ayudas de las distintas administraciones, unido a la, cada vez menor, capacidad económica de las familias, han hecho que en los últimos años haya descendido gradualmente el número de niños ucranianos que llegan, no sólo a Guadalajara, sino a todo el territorio nacional.
    Todos los pequeños han llegado con buena salud y el viaje se desarrolló sin incidencias, explica Duro, quien comenta que no hay ningún programa de actividades conjuntas elaborado, pues “es muy difícil juntarlos a todos”, dado que cada familia tiene sus propios planes, actividades, excursiones y viajes programados para los dos próximos meses, actividades todas ellas en las que los niños ucranianos participarán en el seno de sus propias familias de acogida. La relación con ellas es fantástica, añade Pedro Duro, pues todos ellos son “repetidores”, es decir, vuelven nuevamente a los hogares donde ya han pasado alguno de sus veranos anteriores.
Algo más tarde comenzarán sus vacaciones en la provincia los niños procedentes del Sáhara, que empezarán a llegar mañana a Guadalajara. En esa jornada está previsto que lo haga una treintena de ellos, otros 10 aterrizarán en Barajas el viernes y el resto, hasta un total de 53, llegarán a la capital el sábado 9 de julio, como detalla la presidenta de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, Socorro Barrena.
    Al igual que en el caso de AFAN, la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui está deseando “que termine la crisis ya”, pues es la causante de que cada año se pueda costear el viaje a menos pequeños procedentes del Sáhara, una tierra en la que por estos días se respira un calor infernal. No obstante, el descenso respecto al pasado 2010 no es muy grande, pues mientras el año pasado llegaron 57 niños saharauis, en esta ocasión serán solamente cuatro menos. “Está siendo un año muy incierto por el cambio de ayuntamientos”, señala Barrena. Algunas de las corporaciones salientes no se decidieron a dar su apoyo, como en años anteriores, a la entidad, mientras que ahora, los entrantes, acogen cualquier petición con mucha cautela, lo que ha reducido al mínimo los ingresos de la asociación a través de la vía de las subvenciones.
Sin embargo, este año la nota positiva la han dejado las familias de Guadalajara, pues se han postulado masivamente para acoger a niños saharauis, hasta el punto, de que hay más familias que participantes en este programa Vacaciones en Paz, por lo que la asociación ha tenido que habilitar una lista de espera.
    A diferencia de AFAN, la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui sí ha programado algunas actividades, pocas, para tratar de reunir al máximo número de niños posible en torno a alguna celebración. Así, el parque de La Concordia acogerá la Fiesta de la Paz, en la que se darán cita actividades lúdicas y de sensibilización; también se organizará una visita al Parque de Bomberos de la ciudad –algo que resultará muy novedoso para los pequeños, pues “no saben lo que es un bombero”, apunta Barrena–; disfrutarán de una tarde en el Zoo; acudirán a las tradicionales recepciones en el Ayuntamiento de Guadalajara y en la Diputación y participarán, por último, en la fiesta de despedida que se celebrará en su honor ya al final de su estancia.