La cultura popular, un valor en peligro

25/06/2021 - 15:07 José Serrano Belinchón

El conocimiento de nuestra cultura tradicional es algo que resbala en el ambiente medio de nuestra juventud, a cambio de la oferta volátil de lo que nos ofrecen los medios de información un día sí y otro también.

 La cultura popular, aquello que por años y siglos nos ha permitido destacar en tierras castellanas -sálvese quien pueda-, anda un tanto a la deriva, sin que nadie, salvo alguna excepción que confirme la regla, haga algo por evitarlo. Muchos de los de más edad somos testigos de esta realidad palpable, y hasta nos llegamos a temer lo peor si antes no se le pone remedio. Difícil solución tienen las cosas en este sentido, y más, conscientes de que la llamada globalización tiende, de manera velada, pero efectiva, a arrasar con mucho de lo que nos viene de antes, en un empeño de negarse a reconocer que, en tantas manifestaciones del caduco costumbrismo de años y de siglos, vivimos de lo que fueron e hicieron nuestros abuelos, y no es así.

El Quijote a nuestra juventud le suena a rancio; las sonatas de Mozart ni siquiera se juzgan, se rechazan sólo por su nombre sin haberlas escuchado una sola vez; la pintura del Siglo de Oro y sus grandes autores suenan a tópico, y la Historia, incluida la nuestra, a tantos les cae como una pesadilla, incluyendo a tantos adolescentes y veinteañeros que se forman en la Universidad. Son casos contados, me diréis, y yo os diré que sí, pero no tan contados ni tan dispersos como cabría imaginar. El conocimiento de nuestra cultura tradicional es algo que resbala en el ambiente medio de nuestra juventud, a cambio de la oferta volátil de lo que nos ofrecen los medios de información un día sí y otro también. Es el ambiente en el que viven y se forman muchos de los españoles de hoy.

Hablamos de la Cultura Popular, de la que un día se fue destilando de nuestra propia sangre; tan variada, tan rica en contenidos como la que poco a poco va desapareciendo sin que nos demos cuenta, del alma de nuestro pueblo. Una buena parte de los saberes de esta tierra, de aquello que honra y enorgullece a nuestra raza, hoy reside en los cementerios. “No se rinda, no deje de escribir, porque día llegará en que los pueblos de España solo existirán en los libros”. No es mía la frase, la he tomado de una carta manuscrita de don Miguel Delibes, que guardo como un tesoro desde abril del año noventa y seis. Ninguna voz más autorizada ni más respetable de estas tierras.