La democratización de la vida familiar, una vía para conseguir la igualdad
01/10/2010 - 09:45
RED DE SANEAMIENTO
La ponencia Por la igualdad a través de la conciliación de la vida laboral y familiar, de la socióloga Anabel Díaz Aberasturi, fue la primera del congreso Mujer Rural y Empleo, no exenta de problemas técnicos, que llamó la atención sobre la necesidad de cambiar la ideología y la estructura del mundo rural para lograr que no sean las mujeres las únicas que trabajen a tiempo parcial, abandonen su carrera profesional o no busquen un trabajo por cuidar a su familia. El reto es, según expuso ayer esta socióloga, democratizar la vida familiar como única vía para conseguir la igualdad en el ámbito público.
La tan nombrada conciliación de la vida laboral y familiar fue ayer objeto de la primera ponencia del primer congreso Mujer Rural y Empleo que tuvo lugar en Humanes, en el Día Internacional de la Mujer Rural. La socióloga Anabel Díaz Aberasturi ofreció una visión desde una perspectiva de género de esta realidad que, en muchas ocasiones, se convierte para las familias, y fundamentalmente, en su opinión, para las mujeres, en un problema. Para Díaz la responsabilidad de la conciliación no es exclusiva de la mujer, sino que debe planteárselo la sociedad en su conjunto. A pesar de los avances no existe la conciliación sino un reparto de responsabilidades, el hombre es proveedor y la mujer ciudadora, y según Díaz, esto ha derivado en un pérdida para ambos. El hombre ha perdido la capacidad de ser cuidador y asumir un rol importante y la mujer que se visibilice su trabajo y su participación en la vida pública.
Esto ha derivado, según exponía ayer en la ponencia, Por la igualdad a través de la conciliación de la vida laboral y familiar, que el 80% de las mujeres que están en esta situación tienen una contratación a tiempo parcial, y, al mismo tiempo, supone que, durante el tiempo que está trabajando, sea, en la mayoría de los casos, la abuela materna la que se ocupa del cuidado de los niños o una mujer extranjera. Así estamos cargando nuestra carrera profesional en otras mujeres. Otras veces se opta por abandonar el mercado laboral, porque el sueldo es menor y si no compensa se queda en casa: e, incluso, algunas no buscan trabajo, según Díaz, porque las mujeres asumen que son ellas las que deben hacerlo.
Esta socióloga explicó ayer que la mujer rural se encuentra con dos obstáculos para hacer real esta conciliación, por un lado, problemas estructurales, y por otro, ideológicos. En cuanto a los primeros, según Díaz, la existencia de una demografía débil y desequilibrada con escasos equipamientos y servicios, con un mercado laboral poco dinámico, menos oportunidades de trabajo que no están en el mundo rural. Muchas mujeres jóvenes usan los estudios para no volver a los pueblos y las que se quedan tienen más obstáculos. Respecto a las ideas, el mundo rural tiene una idea de género más tradicional, las mujeres emprendedoras, en estos casos, tienen más control por parte de los hombres y muchas no eligen esta opción por vocación sino por obligación para asumir unas tareas.
Para Díaz, ante esta situación, el reto a conseguir es democratizar la vida familiar sólo así conseguiremos la igualdad en el ámbito público. Hoy creo que es muy difícil.
Las medidas que propuso ayer Anabel Díaz para lograr la conciciliación, tanto en hombres como mujeres, pasan por ampliar la cobertura de atención a los mayores dependientes, negociar la conciliación en los convenios, sensibilizar y concienciar a las empresas, apoyar a las mujeres empresarias, exigir buenas prácticas para conciliar con un horario flexible, acumular horas libres, desarrollar los cursos de formación y las reuniones durante las jornadas de trabajo, elegir las vacaciones o permitir la interrupción voluntaria de la vida laboral pero manteniendo un contacto con la empresa de forma ocasional desde casa.
Las ideas que han surgido desde los propios foros de las mujeres reclaman sensibilizar y concienciar a las propias féminas de su potencialidad pero no necesidad, y a los hombres; reconocer la función social de la maternidad, transformar el modelo de organización social, modificar el discurso de la conciliación y transversalizar las políticas de género.
Esto ha derivado, según exponía ayer en la ponencia, Por la igualdad a través de la conciliación de la vida laboral y familiar, que el 80% de las mujeres que están en esta situación tienen una contratación a tiempo parcial, y, al mismo tiempo, supone que, durante el tiempo que está trabajando, sea, en la mayoría de los casos, la abuela materna la que se ocupa del cuidado de los niños o una mujer extranjera. Así estamos cargando nuestra carrera profesional en otras mujeres. Otras veces se opta por abandonar el mercado laboral, porque el sueldo es menor y si no compensa se queda en casa: e, incluso, algunas no buscan trabajo, según Díaz, porque las mujeres asumen que son ellas las que deben hacerlo.
Esta socióloga explicó ayer que la mujer rural se encuentra con dos obstáculos para hacer real esta conciliación, por un lado, problemas estructurales, y por otro, ideológicos. En cuanto a los primeros, según Díaz, la existencia de una demografía débil y desequilibrada con escasos equipamientos y servicios, con un mercado laboral poco dinámico, menos oportunidades de trabajo que no están en el mundo rural. Muchas mujeres jóvenes usan los estudios para no volver a los pueblos y las que se quedan tienen más obstáculos. Respecto a las ideas, el mundo rural tiene una idea de género más tradicional, las mujeres emprendedoras, en estos casos, tienen más control por parte de los hombres y muchas no eligen esta opción por vocación sino por obligación para asumir unas tareas.
Para Díaz, ante esta situación, el reto a conseguir es democratizar la vida familiar sólo así conseguiremos la igualdad en el ámbito público. Hoy creo que es muy difícil.
Las medidas que propuso ayer Anabel Díaz para lograr la conciciliación, tanto en hombres como mujeres, pasan por ampliar la cobertura de atención a los mayores dependientes, negociar la conciliación en los convenios, sensibilizar y concienciar a las empresas, apoyar a las mujeres empresarias, exigir buenas prácticas para conciliar con un horario flexible, acumular horas libres, desarrollar los cursos de formación y las reuniones durante las jornadas de trabajo, elegir las vacaciones o permitir la interrupción voluntaria de la vida laboral pero manteniendo un contacto con la empresa de forma ocasional desde casa.
Las ideas que han surgido desde los propios foros de las mujeres reclaman sensibilizar y concienciar a las propias féminas de su potencialidad pero no necesidad, y a los hombres; reconocer la función social de la maternidad, transformar el modelo de organización social, modificar el discurso de la conciliación y transversalizar las políticas de género.