La educación pública pasa su prueba más dura

12/09/2011 - 14:49 Paz Ruiz Utrilla

“Mañana tal vez tengamos que sentarnos ante nuestros hijos o nietos y decirles que ya no existe la educación pública a la que nosotros tuvimos acceso, porque no pudimos defenderla de los graves ataques que sufrió. Pero, ¿podríamos mirarles a los ojos y decirles que no tendrán acceso a ella porqué no luchamos por defenderla?. Copia y pega esto en tu muro si quieres defender una educación pública y de calidad”. Éste es uno de los mensajes que más ha corrido en la última semana de perfil en perfil en las redes sociales, principalmente entre los docentes, aunque no sólo. Las aguas vienen revueltas en el ámbito educativo y el inicio de curso está siendo, sin lugar a dudas y muy lamentablemente, el más atípico desde que se transfiriesen las competencias a la comunidad, hace más de una década. En Guadalajara la caja de los truenos del malestar de maestros y profesores de Secundaria se destapaba de manera totalmente inesperada en la tarde-noche del día 7 de septiembre cuando más de medio millar de docentes (no sólo interinos, en contra de lo que se ha dicho, sino la mayoría de ellos con su plaza fija desde hace años) se concentraban ante la delegación de la Junta para protestar de manera pacífica por los recortes anunciados (impuestos, para ser más rigurosos, puesto que no habían sido ni siquiera presentados en Mesa de Negociación) por la Consejería para este sector y pedir respeto por la calidad de la Educación.
La convocatoria fue un éxito, habida cuenta de que había sido pergeñada esa misma mañana y anunciada ‘boca a boca’ o por Internet en muy pocas horas. En teoría, la concentración fue lanzada por la Plataforma de Interinos creada el curso pasado y quedaban al margen los principales sindicatos, aunque sí había entre los cabecillas destacados líderes de centrales minoritarias como STE. Fueron ellos los que, envalentonados tras la positiva respuesta, propusieron ir a mayores y tomar por asalto el pregón cultural de Ferias que iba a iniciarse poco después y en esta ocasión el colectivo docente, muy desunido hasta el momento a la hora de reivindicar sus derechos (de hecho tanto la jornada de protesta convocada en 2010 tras anunciarse la reducción salarial como la huelga general del 29 de septiembre a penas fue seguida por estos profesionales), acogió con entusiasmo la propuesta, lo que hizo a algunos frotarse las manos. Al Buero llegaron muchas más personas de las que estaban concentradas inicialmente, pues los teléfonos funcionaron a placer y muchos fueron los que se unieron por el camino. El resto es ya historia. Las formas, desde luego, no fueron las correctas, especialmente teniendo en cuenta que se estaba impidiendo la celebración de un acto cultural. Pero, ¿Qué es lo que llevó a unirse de esta forma a un sector tan apático hasta el momento para las movilizaciones?. ¿Fue fruto de un ‘calentón’ momentáneo?. ¿Fueron los profesores sutilmente manipulados?. Probablemente la respuesta contenga una pizca de cada uno de los ingredientes citados y muchos más.

LAS BARBAS DEL VECINO. Recomienda el refrán que cuando las barbas del vecino veas pelar vayas poniendo las tuyas a remojar. En este caso, las barbas de los docentes madrileños llevaban tiempo siendo recortadas (nunca mejor dicho) por el Gobierno dirigido por Esperanza Aguirre, aferrado con fuerza a la tijera. Los centros de Madrid venían sufriendo desde el curso pasado, aunque de manera extra oficial, un incremento en las horas de trabajo ‘docente’ (precisamente en este último vocablo radica parte de la polémica generada) e incluso hace unos años las profesoras tuvieron que defender con uñas y dientes su derecho a concentrar sus horas de lactancia materna. El malestar llegó con el anuncio oficial del recorte de horas que no repercutía sólo en una sobrecarga de trabajo para los profesores, sino en una reducción de más de 3.000 interinos que dejarían de ejercer este curso. El debate subió de tono y enconó los ánimos de todos cuando la casi siempre desacertada Aguirre reprochó al colectivo que sólo trabajaba 20 horas al mes, omitiendo (no se sabe si interesada o desinteresadamente, pues ya se conoce cómo funciona eso del siembra, que algo nacerá) que ése es el número de horas ‘lectivas’ que se asigna a los profesores y que va acompañado por equivalente cifra repartida entre preparación de clases, corrección de ejercicios, trabajos y exámenes, organización de actividades, guardias, tutorías, atención a padres, apoyos o claustros, entre otros.
La traslación de lo que estaba sucediendo en Madrid no tardó en llegar a Castilla-La Mancha. El día 31 de agosto miles de interinos de Secundaria se lanzaban ansiosos a conocer el listado provisional de asignaciones de vacantes para este curso, que habría de ratificarse el día 13 de septiembre, para incorporarse a las clases el 15. Normalmente al año siguiente a la celebración de oposiciones las listas suelen avanzar algo y así fue. Pero poco duró la alegría. Tan sólo dos horas después la presidenta regional, Dolores Cospedal, compareció públicamente para anunciar un drástico plan de ahorro que incluía un recorte en Educación (contraviniendo por otra parte la promesa hecha desde el inicio de la legislatura de no tocar áreas básicas como ésta o la de Sanidad- otro patio revuelto). Entre ellas la desaparición de los Centros de Profesores y Recursos (CPR), la eliminación del pago de vacaciones a los interinos o el ya consabido incremento de horas, que no estaba calculado en la adjudicación provisional. ¿Por qué se sacó ésta entonces?. ¿Por qué no se negoció con los representantes de los trabajadores?. ¿Cómo influiría en las plantillas, ya conformadas?. Y, sobre todo… ¿Qué decisiones iba a tomar la Consejería con respecto al cuerpo de Primaria para el que ya había dado a conocer la adjudicación definitiva de vacantes?. Los equipos directivos de los centros, encargados de comunicar las necesidades, tampoco sabían nada. Durante una semana todo fueron dudas y elucubraciones hasta que en la mañana del día 7 la bomba saltó en todos los institutos, a cuyos directores llegó la orden de ajustar de manera inminente las plantillas y decidir quién sobraba. Se hablaba incluso de que muchas de las asignaciones dadas en el concurso de traslados de ese año o en las comisiones de servicio humanitarias quedarían invalidadas. Las concentraciones no se hicieron esperar, aunque sin lugar a dudas la de Guadalajara fue la más sonada. No faltaron algunos equipos directivos de centros de la región dimitieron en bloque, si bien su decisión no fue admitida por la Consejería. Pero esto no ha trascendido salvo en foros educativos.

INNEGOCIABLE. Lejos de apagarse, el fuego de la discordia se avivó al día siguiente, cuando la Consejería comunicó a los sindicatos, convocados a una Mesa de Negociación que no mereció ese calificativo, que no estaba dispuesta a dar marcha atrás en el asunto del incremento de horas docentes y que sí admitiría sentarse a tratar otros puntos propuestos en estas medidas, también de gran calado, aunque de los que a penas se ha hablado, como la eliminación de años sabáticos, la supresión de los Centros de Profesores y el pago de las vacaciones a los interinos, siempre y cuando desde las centrales sindicales se dejase de crear “alarma social" y se garantizase un “inicio de curso tranquilo”, pues entendía que “el Plan de recortes, no supone una merma significativa para el sistema educativo público de Castilla la Mancha”. Una respuesta que los sindicatos no dudaron de calificar de extorsión.

SE INICIAN LAS MOVILIZACIÓNES ‘OFICIALES’
Este hecho llevó a todos los sindicatos, incluso los afines, a unirse para convocar nuevas concentraciones. La de Guadalajara tendrá lugar mañana a las 19,00 horas frente a Educación. La protesta no se reduce sólo a la cuestión horaria, quizá la más intrascendente en todo este asunto, pero que se ha hecho ver a ojos de la opinión pública como el caballo de batalla de unos profesores a los que se ha acusado de no querer trabajar. Se pide a la administración pública que dé marcha atrás en su política de recortes a la inversión educativa, por entenderlo un servicio público imprescindible. Los sindicatos están convencidos de que estos recortes van a elevar el índice de fracaso escolar, pues van a motivar un descuido en la atención a la diversidad y piden respeto para la figura del profesor (que en los últimos días ha aparecido muy mal parada ante la opinión pública), pues es el pilar básico para mantener la calidad de la educación. De hecho, no deja de ser una paradoja que mientras se habla de dignificar la figura del docente, se esté a la vez desprestigiando su labor con acusaciones falaces.
    Otra de las medidas que se barajan, aunque no se ha concretado, es la de una posible huelga tras el inicio del curso, aunque todo está en el aire. La incertidumbre es máxima en un colectivo donde podrían desaparecer miles de puestos de trabajo, aunque no es el único aspecto a tener en cuenta, pues eso conllevaría algo todavía más grave: el deterioro de la calidad de la Educación Pública, pues esta reducción haría que desapareciesen cuestiones tan importantes que se habían ido implantando en los últimos años como desdobles en materias como Lengua o Matemáticas, en el caso de Secundaria, clases de apoyo, actividades complementarias, resolución de conflictos o tutorías, entre otros.
    Pero la decepción no se ha instalado sólo entre los interinos que ya venían trabajando en Educación, sino sobre todo, en los que aspiraban a serlo. En el caso de Primaria, las oposiciones que deberían haberse celebrado en junio se suspendieron, dejando sin rumbo a muchos estudiantes que ya venían preparándose para ellas desde hacía tiempo, si bien la escasez de plazas y el actual sistema de acceso, con listas preferentes para interinos antiguos, habría hecho imposible que tuviesen la mas mínima oportunidad. En Secundaria, en la mayoría de las especialidades los nuevos opositores que aprobaron la oposición en 2010 pero no lograron sacar plaza (algunos incluso con notas cercanas al 10) no han conseguido trabajar durante el curso pasado y, a la vista de la situación,  van perdiendo la esperanza de hacerlo el próximo. Muchos de ellos se preguntan de qué sirve haber pasado por un proceso tan duro como una prueba de esas características y terminan llamando a las puertas de los centros privados y concertados, que, eso sí, también se sufragan con fondos públicos. Los mismos que ahora van a sufrir tan magno recorte.