La escritora Carmen Sigüenza busca la esencia poética en su obra ‘Hilo de cristal’

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: MIGUEL LORENCI. COLPISA
La periodista y poeta que deambula por estos dos mundos contrapuestos pone ahora a disposición del lector el poemario Hilo de cristal (Ed. Celya), una treinta de delicados poemas que constituyen un viaje hacia lo esencial.
Unos poemas vitales y límpidos como el hilo de vidrio que alude en su título y en los que según Antonio Colinas, que los prologa, Carmem Sigüenza “nos dice su alma en un gesto de fulgor y sorpresa”. Es una poesía fieramente humana y que según su atora “bordea el silencio en busca de la verdad y la coherencia”.
En la poética de Carmen Sigüenza se alternan así la celebración y la pérdida. Del tono de sus poemas ofrecen pistas muy certeras la dos citas las que abre este poemario, rubricadas por la brasileña Claricie Lispector –“hay un gran silencio dentro de mi. Y ese silencio ha sido la fuente de mis palabras-, y la francesa Simone Weil –“la desgracia de los otros entró en mi carne”-. Son dos de los referentes de esta poeta y gran lectora de poesía que es Carmen Sigüenza, en cuyos poemas es posible detectar ecos Antonio Gamoneda, José Ángel Valente, Octavio Paz, Francisco Brines o René Char.
La pulcra sencillez de unos versos sin alharacas ni asomo de artificio son el emblema poético de Carmen Sigüenza. “La poesía culturalista no me interesa, ni el realismo existencial, ni la llamada poesía de la experiencia, que es todo lo contrario de tener experiencia de la vida” ironiza. En cada poema deja así un jirón de vida, muestra el bies de un sentimiento, el aliento del amor o el dolor de su pérdida. “La poesía es abstracción de la realidad; una forma de rasgar el velo, de romper y expresar con voz propia y verdad emociones y silencios utilizando tu propia vida como material poético” aventura.
El amor y todas su caras son buen parte, motor y combustible de este poemario –el primero que publica tras muchos años de una “búsqueda” que inició con el libro objeto ‘El alimento del latido’- en el que cabe la celebración del deseo junto al irredimible dolor de la ausencia, la entrega o el reproche. “Sólo la enorme intensidad de la pérdida te permite celebrar la vida y amarla, como quizá la experiencia del dolor hace mas intenso el goce del amor o el bullicio te permite disfrutar de la calma” señala.

Pureza
Aspira Carmen Sigüenza a que sus poemas –cortos y afilados, a veces en el patrón de haiku- se asemejen obras de Oteiza o Giotto, artistas que admira y a los que dedica sendos poemas. “Como ellos, busco lo esencial. Ambos me fascinan por su capacidad de acercarse a la belleza más pura con una pasmosa economía de medios. Una búsqueda de lo esencial que te puede conducir a un silencio que, paradójicamente, trato de convertir en poesía” insiste.