La Escuela de Folklore de la Diputación de Guadalajara rescata del olvido piezas musicales en peligro

02/12/2020 - 13:35 Redacción

Casi congeladas en el tiempo, esperando a su descubridor para volver a la vida, para volver a sonar, ser interpretadas y ser bailadas. La Escuela de Folklore de la Diputación de Guadalajara se encuentra inmersa en un profundo trabajo de investigación. Las circunstancias derivadas de la crisis de la COVID19 han vaciado sus aulas de alumnos y alumnas, pero las mantienen repletas de enseñanza.

Sus profesores y profesoras de la vertiente musical se han pasado al lado del aprendizaje y llevan muchas semanas aprovechando su tiempo en la recuperación de piezas musicales que corrían peligro de desaparecer para siempre. Partituras ocultas que se revelan por fortuna en aquel baúl, vagos recuerdos de notas que resuenan de la niñez, últimos transmisores que no se resignan a que nuestra historia musical caiga en el olvido.

Antonio Carmona y Jesús de Diego son los profesores de la clase de Rondalla. El primero, especialista en pulso y púa, y el segundo de acordeón. Ambos entienden a la perfección el lenguaje de las redes sociales para perpetuar el folklore. “Estamos haciendo un trabajo de recopilación para dejarlo plasmado en soporte digital. Estamos digitalizando el folklore para que quede para la posteridad”, ha asegurado Carmona. Una recopilación que no discrimina por géneros: piezas religiosas, seculares y del discurrir de las estaciones. Sin embargo, aunque la labor es interesante, de Diego explica que el trabajo documental está siendo muy complicado “porque se transmite de persona a persona y la única manera es ir rastreando por teléfono, por WhatsApp, acordes que nos pasan amigos o alumnos de sus pueblos, incluso visitando a los mayores que conservan el recuerdo”. Actualmente están trabajando en la consolidación de la tradicional Mazurca de Sigüenza.

 

Recuperación, actualización y difusión

Antonio Trijueque, profesor de dulzaina, recibió un cuaderno de partituras de rigodones de 1853 que estaba oculto en un arcón de Romanones. “Mi tarea consiste en transcribirlo, adaptarlo, armonizarlo y arreglarlo, así construyo una base documental para formar a los futuros dulzaineros y dulzaineras”. Es el modo de trabajo que aplican todos: recuperación, actualización y difusión. Es la técnica también de Eduardo del Castillo que enseña violín. Su instrumento no es tan popular en la provincia, pero gozaba de gran instauración en localidades como Ruguilla, Algora, Moratilla de los Meleros o Morillejo. “Desde 2005 estamos intentado recuperar un instrumento que también es de ronda, un instrumento de corte clásico que es más común de marchas procesionales, de los mayos que nosotros tratamos de incorporar ahora las rondas”.

El tambor es el territorio de “Tato”, José Carlos Esteban. Él ha mantenido sus clases en formato virtual con múltiples ejercicios que sus alumnos y alumnas han practicado desde casa. Mantiene una relación muy íntima con las dulzainas aunque también le gusta salirse de los tradicionales ritmos, ritmos que necesitan del baile de Sara Moratilla, la encargada de impartir la materia en el centro provincial. El baile de la escuela de Folklore ha encontrado durante la crisis sanitaria su escenario en las redes sociales. Sara y todos sus alumnos y alumnas nos han regalado multitud de vídeos en el que nos explican y nos enseñan nuestras danzas tradicionales. “Los de Guadalajara bailamos parecido a las jotas de Aragón, pero sin tanto salto y más tranquilos”.

 

La Diputación prepara una exposición itinerante para enseñar todo este trabajo

Todo este trabajo documental verá la luz en un espectáculo de demostraciones de la Diputación de Guadalajara que ha impulsado la diputada Carmen Gil y que viajará por los pueblos de la provincia en la era post Covid-19. “Los profesores y profesoras de la escuela están haciendo un trabajo magistral de investigación, están buceando en la historia de la provincia para rescatar del olvido obras que corrían el riesgo de desaparecer. Están haciendo magia en muchos casos, volviendo a hacer sonar partituras que llevaban calladas décadas”.

La futura exposición está capitaneada por el director de la Escuela de Folklore, Francisco Javier Platas, que también ha reconocido el trabajo de estos meses en el centro que “ha pivotado sobre la recuperación de obras, la actualización del repertorio y la futura difusión de todo en la muestra temporal”.

Ya queda menos para disfrutar de esa exposición, que asegurará la tradición cultural de Guadalajara por muchos años más.