
La farmacia Vicenti cumple 120 años con la cuarta generación detrás del mostrador
La botica que abrió Antonio Vicenti y Obispo ha ido pasando de padres a hijos conservando su esencia
La farmacia Vicenti, situada en la Calle Mayor, número 19, cumplió 120 años el pasado 19 de febrero, con la peculiaridad de que ha sido regentada por la misma familia durante cuatro generaciones. La farmacia fue fundada en el año 1905 por Antonio Vicenti y Obispo, luego pasó a su hijo Antonio Vicenti del Amo, y más adelante a su hijo Antonio Vicenti Aguado, padre del encargado actual, Fernando Vicenti del Castillo.
A inicios del siglo XX, cuando apenas se acababa de abrir , muchos de los avances científicos de los que hoy disfrutamos no existían. La profesión y las boticas han cambiado mucho desde entonces. Por ejemplo, el farmacéutico solía ser quien se encargaba de elaborar en su propio laboratorio los medicamentos que dispensaba, recuerda Fernando.
Hay que tener en cuenta que muchos de los productos que hoy son comunes y de uso diario ni siquiera se conocían, como la insulina, que fue descubierta en 1921, o la penicilina, que no se descubrió hasta 1928. Otros medicamentos acabaron siendo descatalogados al descubrir, gracias al avance de la ciencia, que son perjudiciales para la salud, como las ampollas de heroína y de cocaína que se dispensaban bajo receta médica para tratar dolencias.
Hoy en día, la farmacia Vicenti sigue manteniendo su laboratorio, que en estos momentos está siendo reformado para incrementar los estándares de calidad y ser catalogado como de nivel 4.
No hay que dejar de mirar al futuro. Saber adaptarse a todos los cambios es lo que ha permitido a este establecimiento mantenerse durante más de un siglo atendiendo a los ciudadanos, pero es inevitable echar la vista atrás y recordar cómo era antes.
Fernando cuenta que, antiguamente, cuando las mujeres daban a luz en casa, su abuelo alquilaba un kit para partos en casa o “trousseau” con todos los utensilios necesarios para poder realizar un parto; posteriormente, se devolvía a la farmacia y se esterilizaba para poder volver a alquilar el kit nuevamente. Además, a diferencia de hoy en día, el establecimiento contaba con un gran surtido de tipos de agua, con distintos niveles de minerales, para venderlos según las necesidades de los pacientes.
Desde su ubicación, en la Calle Mayor, donde ha permanecido desde sus orígenes, la farmacia Vicenti ha sido testigo privilegiado de numerosos acontecimientos históricos, desde la Guerra Civil hasta la pandemia provocada por el Covid-19, de hace tan solo cinco años, y ha acumulado cientos de historias y curiosidades que se han ido transmitiendo de padres a hijos. Por ejemplo, relata el actual propietario que durante la Guerra Civil intentaron reanimar a una de las monjas que fueron disparadas por milicianos en la mesa del mostrador.
También, después de la Guerra Civil, una parte del beneficio de todos los medicamentos que llevaban el sello del Colegio Oficial de Farmacéuticos se destinaba al cuidado de los huérfanos de los farmacéuticos, sin tener en cuenta los bandos. “Siempre recalco que un gremio entero se preocupara de los suyos, de los que habían caído en la Guerra Civil, poniendo una aportación voluntaria todos para mantener a los hijos”, afirma Vicenti del Castillo.
Otra anécdota que cuenta es que en esta misma farmacia fue donde se escribieron los estatutos del Club Deportivo de Guadalajara, que posteriormente se presentarían en el patronato.
Pese a la evolución de la profesión, el establecimiento ha sabido conservar su estética y espíritu de antigua botica. A principios de los años 70, se reformó la fachada, cambiando el mármol que la cubría y poniendo la marquesina. Aunque el interior no es exactamente igual, ya que la farmacia contaba también con una perfumería, se han mantenido durante estos años el mobiliario y algunas decoraciones como el reloj de la entrada o los tarros de las estanterías.
El encargado actual ha recalcado que cumplir 120 años “ha sido un orgullo por el logro; pocos negocios consiguen, y más en el tiempo en el que vivimos, durar tanto tiempo en la misma familia, y más en un trabajo en el que hay que hacer unos estudios y luego hay que mantenerse”. Fernando Vicenti del Castillo agradece este logro a su padre, Antonio Vicenti Aguado, quién tuvo el atrevimiento de apostar por las innovaciones tecnológicas, siendo la farmacia Vicenti de las primeras en Guadalajara en instalar ordenadores. En el año 2002, hubo un cambio en la ley de fabricación de medicamentos, muchas farmacias dejaron de elaborar formulaciones, su padre tomó la decisión de montar un laboratorio para poder continuar elaborando fórmula magistrales.