La Feria Medieval de Almonacid cumple diez años

02/08/2017 - 11:36 Redacción

Este fin de semana, viernes y sábado, la villa almorcileña va a regresar a la época de los Calatravos.

Este próximo fin de semana, 4 y 5 de agosto, la neblina matutina del Tajo correrá el velo del tiempo que hará viajar a la villa almorcileña hasta su pasado medieval y renacentista, reivindicando así su condición de encrucijada, tierra fronteriza y de crisol de culturas.

En la Jornada Medieval se darán cita en torno a treinta puestos artesanos en los que se mostrarán y venderán mercaderías hechas a mano, venidas de toda España, dándole el protagonismo que se merecen a los artesanos y artistas locales y también a las asociaciones y vecinos de la localidad alcarreña.

No faltarán el puesto de la Asociación Tercera Joven, que mostrará las manualidades de algunas de sus integrantes y los cuadros de sus pintores, ni tampoco la de Manuel Toledano, que con mimo y cariño infinititos recopila y restaura siempre objetos del pasado almorcileño, o la de Mariano Pastrana, que con delicadeza ha reproducido en miniatura los aperos de labranza tradicionales de Almonacid.

El programa de actos comienza este próximo viernes, con el desfile de músicos, malabaristas, bailarinas y caballeros que van a protagonizar las dos jornadas de regreso al pasado. A partir de ese momento, leyendas, teatro, exposiciones, un asedio al castillo, la forja de una espada, magia y brujería, desfile de antorchas, bailes, juicios inquisitoriales, soldados y tesoros se superpondrán “en un programa pleno de actividades que no le da un respiro al fin de semana para proporcionar una experiencia histórica inolvidable”, dice Rosario Toledano, concejala de Cultura del Ayuntamiento almorcileño.

Complementarias al programa de actividades son también las exposiciones y talleres, que almorcileños y visitantes podrán admirar a lo largo del fin de semana.

Un poco de historia

La zona de la Baja Alcarria, y con ella Almonacid, estuvo ocupada por los árabes desde el año 712 al 1085. Los primeros datos ciertos sobre la historia de Almonacid, proceden del siglo XI, cuando se verificó la reconquista de esta comarca por el reino cristiano de Castilla. Ocurrió alrededor del año 1085 cuando el rey Alfonso VI toma para su reino la ciudad de Toledo, y con ella el valle del Tajo, máxima aspiración de los reyes castellanos.

Tras la reconquista, la aldea de Almonacid quedó en poder directo del rey, bajo la tutela del castillo de Zorita, siendo gobernador del mismo Alvar Fáñez de Minaya, primo del Cid.

En 1152 el Rey donó Almonacid al Conde don Ponce de Cabrera, pero el castillo y lugar de Zorita lo dejó en propiedad real, alentando su repoblación con un Fuero muy favorable.

Pero todavía en siglo XII, la aldea de Almonacid iba a cambiar de señor, ya que el año 1174 el referido Ponce de Cabrera vendió Almonacid a don Pedro Martínez de Magan, siendo la mujer de éste, Doña Sancha Martínez, quien en 1176 donó la aldea a la Orden de Calatrava recién fundada. A partir de este momento, y en las bulas iniciales de fundación y confirmación de la Orden, dadas por los Papas Gregorio VIII (1187), e Inocencio III (1199 y 1214), aparece Almonacid como una de las posesiones o lugares de la Orden de Calatrava.

Dentro del Común de Villa y Tierra de Zorita, el Concejo de Almonacid era uno más de los que lo conformaban. Tuvo la categoría de aldea desde el primer momento en que se constituyó el referido Común, en la segunda mitad del siglo XII, hasta mediados del siglo XV. La primera ocasión en que se cita a Almonacid como Villa es en 1455. El hecho de haber alcanzado este título, que se conseguía por nombramiento real, a propuesta del Maestre de Calatrava, indica el crecimiento de Almonacid.

Doña Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Eboli, compradora de Pastrana, Sayatón y Escopete, intentó también la compra de Almonacid, pero no contaba con el firme propósito de los vecinos de Almonacid de continuar siendo vasallos de tan sólo el Rey, y por tanto seguir adscritos al Señorío de la Orden de Calatrava. Se consiguió que el emperador diera un privilegio en el que reconocía que Almonacid seguiría por siempre perteneciendo a la Orden de Calatrava, y siendo por tanto de señorío real, sin poder ser enajenada a particular alguno. Para ello el pueblo se comprometía a pagar dos millones de maravedís, (unos cinco mil ducados).

A la Encomienda encabezada por Almonacid pertenecían, Fuentelencina, Hontoba, Moratilla, Illana, Yebra, y Borox. Tanto el comendador como el gobernador se trasladaron a Almonacid, y la Orden cuidó con especial mimo a la villa almorcileña, mejorando los riegos del término, cuidando las presas de Bolarque, sus molinos y batanes.