La fuente de la Concordia recupera su aspecto de los años 80
Quienes añoraban el juego de chorros de agua y combinaciones de color de los años 80 en la tradicional fuente de la Concordia de Guadalajara están de suerte. Desde ahora podrán volver a ver este emblema de la capital con un aspecto muy similar al que tenía en la década de su inauguración.
Jaime Carnicero, vicealcalde, presentó esta mañana los detalles de la renovación de la fuente acompañado por el concejal de Medio Ambiente, Francisco Úbeda, y su homólogo de Ciclo Integral del Agua, Ángel García. También asistió a esta presentación Javier Malia, gerente de la empresa Guadalagua, encargada de ejecutar esta obra y de invertir en la mejora y modernización de las redes de abastecimiento y saneamiento de Guadalajara.
A muchos nos trae muchos recuerdos de nuestra infancia, recordó Carnicero, al tiempo que explicó que la renovación de la fuente se ha inspirado en el pasado pero con una maquinaria totalmente renovada y más eficiente. De hecho, tal y como apostilló Malia, la fuente sólo necesita ocho metros cúbicos de agua para funcionar, la mitad que antiguamente. Además, funciona a través de un circuito cerrado y ha posibilitado la sustitución de las instalaciones eléctricas, de impulsión y bombeo o la rehabilitación del vaso, con el desmontaje de todos los cables y tuberías del interior.
La fuente
La fuente cuenta con tres surtidores y diferentes circunferencias, tres en total, una exterior, otra intermedia y una central, con combinación de luces, colores y chorros de agua que resulta especialmente vistosa por las noches. Por un lado, consta de 36 surtidores dispuestos en el perímetro de la fuente con salida parabólica hacia el centro que alcanzarán una altura de 1,20 metros. En el círculo intermedio hay otros 8 surtidores con una altura de 0,49 y un diámetro de caída de 1,20 metros. En el centro de la fuente se ha situado una corona de chorros (24+12+6+1) que alcanzará una altura máxima de 2,50 metros con un diámetro de caída de 1,90.
La inversión necesaria para ejecutar estas obras asciende a unos 60.000 euros que nacen del Plan de Inversiones de Guadalagua.
Un ordenador programable se encarga de la configuración de las figuras que realiza el agua, así como los colores de las luces.