La Gioconda llega al Real con el debut de Ángel Corella
01/10/2010 - 09:45
Por: MIGUEL LORENCI. COLPISA
Triple estreno el Real. El teatro recibe una olvida joya del verismo, La Gioconda de Amilcare Ponchielli (1834-1886), en la que habrá un triple debú. El bailarín Ángel Corella, que sube por primera vez oficialmente al imponente escenario de Real para bailar la mítica Danza de las horas junto a Letizia Giuliani.
También estrena su cargo el nuevo director del Coro del Real, el austriaco Peter Burian, que ficha por cinco años y que sustituye a Jordi Casas. A la batuta el italiano Evelino Pidò, nuevo también en foso del Real. Son novedades que llegan con una otrora popularísima Gioconda que no se veía en Madrid desde hacía casi 40 años y que dirige un grande la escena europea, el veneciano Pier Luigi Pizzi. Todo el protagonismo vocal será, sin embargo, para la soprano lituana Violeta Urmana, una de las grandes voces de hoy.
La niebla -como la de un cuadro veneciano de Turner, dice Pizzi- es la protagonista escénica de esta Giconda que, con libreto de Arrigo Boito, se basa en Angelo, tirano de Padua de Víctor Hugo. Pizzi ha trasladado la acción del siglo XVI al la agónica Venecia de finales del XVIII, con la llegada de Napoleón y la muerte definitiva de La Serenísima. Dice Pizzi que su asutero y despojado montaje atiende a lo ensencial y que apuesta por el realismo poético.
Urmana, que regresa feliz al Real en el que debutó con Cavalleria Rusticana, vive como un inmenso regalo este papel protagonista. Es tan agradecido y comprometido como Norma, pero para cualquier cantante de mi registro es un sueñ. Muy exigente, eso sí, ya que te obliga a subir y bajar la voz como si fuera un veloz ascensor, dice Urmana, pensando en la escena de su suicido del IV acto.
Desafíos
Pizzi, Pidò, Urmana y el director artístico del Real, Antonio Moral, coincidieron en destacar la enorme dificultad musical y dramática de una ópera un poco confusa y que es todo un desafío para músicos e intérpretes, que afrontan el riesgo permanente de caer en la rutina. Una ópera que el mítico Julián Gayarre estrenó la Sacla de Mián en 1876, que en el antiguo Real se representó un total de 139 veces, pero que no se programaba en Madrid desde 1970.
Ángel Corella, que había actuado en el Real en alguna gala privada, debutará oficialmente el próximo sábado, en el estreno de esta Gioconda, de la que se ofrecen ocho representaciones. Hará historia al bailar con una coreografía de Gheorghe Iancu La danza de las horas, un desafío que satisfizo al gran bailarín y estrella del American ballet.
La niebla -como la de un cuadro veneciano de Turner, dice Pizzi- es la protagonista escénica de esta Giconda que, con libreto de Arrigo Boito, se basa en Angelo, tirano de Padua de Víctor Hugo. Pizzi ha trasladado la acción del siglo XVI al la agónica Venecia de finales del XVIII, con la llegada de Napoleón y la muerte definitiva de La Serenísima. Dice Pizzi que su asutero y despojado montaje atiende a lo ensencial y que apuesta por el realismo poético.
Urmana, que regresa feliz al Real en el que debutó con Cavalleria Rusticana, vive como un inmenso regalo este papel protagonista. Es tan agradecido y comprometido como Norma, pero para cualquier cantante de mi registro es un sueñ. Muy exigente, eso sí, ya que te obliga a subir y bajar la voz como si fuera un veloz ascensor, dice Urmana, pensando en la escena de su suicido del IV acto.
Desafíos
Pizzi, Pidò, Urmana y el director artístico del Real, Antonio Moral, coincidieron en destacar la enorme dificultad musical y dramática de una ópera un poco confusa y que es todo un desafío para músicos e intérpretes, que afrontan el riesgo permanente de caer en la rutina. Una ópera que el mítico Julián Gayarre estrenó la Sacla de Mián en 1876, que en el antiguo Real se representó un total de 139 veces, pero que no se programaba en Madrid desde 1970.
Ángel Corella, que había actuado en el Real en alguna gala privada, debutará oficialmente el próximo sábado, en el estreno de esta Gioconda, de la que se ofrecen ocho representaciones. Hará historia al bailar con una coreografía de Gheorghe Iancu La danza de las horas, un desafío que satisfizo al gran bailarín y estrella del American ballet.