La iglesia de Fuencemillán lleva cerrada cuatro meses ante el riesgo de derrumbe

30/04/2012 - 18:54 Redacción

La iglesia de Fuencemillán lleva cerrada ya cerca de cuatro meses. La razón, el lamentable estado en el que se encuentra el edificio, que ha obligado al alcalde de la localidad a cerrarla ante la falta de seguridad para los feligreses por el riesgo de derrumbe, especialmente del campañario. “Decidimos el párroco y yo cerrarla ante el peligro que corría el campanario de la Iglesia para las personas que allí pudieran ir”,  ha señalado el alcalde del municipio, Javier Magro. Además del edificio, una calle cercana a la iglesia ha sido cerrada por motivos de seguridad. A día de hoy, el primer edil de la localidad ha iniciado los trámites para llevar a cabo los arreglos que garanticen la seguridad ya que las autoridades religiosas, propietarias y responsables de la iglesia, no han dado ninguna solución al problema, afirma.
?“La primera comunicación la tuve con el párroco pero luego hemos enviado dos o tres notificaciones al Arzobispado de las cuáles hemos obtenido una respuesta que no fue clara, y donde venían a decir que iban a valorar la iglesia. Un arquitecto vino e hicieron una memoria con una empresa y no sabemos más”, explica el alcalde de la localidad. A día de hoy, el Ayuntamiento  ha enviado “otra comunicación porque estamos haciendo todos los pasos legales pertinentes y hemos mandado la última carta certificada al Arzobispado, que tiene 10 días de plazo para alegaciones, aunque por el momento no hemos recibido contestación”, explica Magro, quien señala que el Arzobispado ha dicho de forma oficiosa al párroco que no hay dinero y “no van a acometer las obras”. En este sentido, el primer edil de la localidad señala que existe un convenio con Diputación para “el arreglo de las ruinas inminentes y hacer el cobro por la vía ejecutiva. Y ya lo estamos haciendo, sólo que el proceso es largo y tenemos que cumplir los trámites”, añade. Si no hay contestación de los propietarios de la iglesia, el Arzobispado, el arquitecto municipal valorará la obra y el Ayuntamiento puede mandar ejecutar las obras, cuyo coste deberá correr a cargo del Arzobispado.
    Mientras, los feligreses acuden a misa y demás celebraciones religiosas en una ermita del pueblo. “Es una ermita muy pequeña en la que apenas caben 15 personas y en actos como los entierros tienen que celebrarse con gente en la calle”, explica el primer edil de la localidad. En este sentido, lamenta que este año, por desgracia, la Semana Santa ha pasado de largo por la localidad. “No se ha podido realizar ningún acto en la iglesia del pueblo, debido al lamentable estado en el que se encuentra el campanario y paredes de la misma.  Los santos salieron en procesión por las calles, dado el riesgo que existe de derrumbe de la iglesia a la hora de entrar a por ellos”, añade.